Venezuela: respeto y dignidad para las personas fallecidas, sus familias y el personal forense
"Los momentos más difíciles de mi carrera siempre los recuerdo con mucha tristeza. Nunca es fácil recibir a una persona que ha perdido la vida, sobre todo si son niños, pero la oportunidad de darle tranquilidad a sus familias es la verdadera razón por la que sigo aquí", cuenta Gustavo con una sensación amarga en su voz.
Del otro lado del dolor de las familias que han perdido a un ser querido, se encuentran las personas que participan directamente en la gestión de sus restos; médicos, odontólogos, antropólogos forenses, entre otros, que con su trabajo ayudan a evitar desapariciones a través de la identificación y el correcto manejo y cuidado de los cuerpos.
Gustavo Omaña es odontólogo forense desde hace 10 años, de los cuales lleva uno y medio como jefe municipal del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (SENAMECF) en San Cristóbal, Táchira, estado fronterizo con Colombia. A pesar de las condiciones físicas en las que antes se encontraba el lugar, Gustavo no abandonó nunca su pasión por aliviar el dolor de las familias con su trabajo, calmando el sufrimiento de los familiares de los fallecidos, quienes al encontrarse en ese lugar necesitan de un amigo y de un profesional para ofrecer palabras de aliento y garantizar el respeto por sus seres queridos.
Cada ser humano, sin importar su condición, merece ser tratado con dignidad. Esto no cambia cuando alguien pierde la vida, pues los restos de quienes han fallecido deben tratarse con igual respeto. Es por eso que a través de su equipo de especialistas forenses, el CICR trabaja en todo el mundo para procurar la protección y gestión digna de las personas fallecidas. Entre estas labores humanitarias se encuentra la adecuación de espacios para que los profesionales forenses tengan más oportunidades de realizar su labor adecuadamente, en entornos salubres y seguros que garanticen la protección de su salud.
"Ahora que se recuperaron los espacios, podremos dar un trato más digno tanto para el cadáver como a nosotros. Gracias a eso los familiares que tengan que vivir un momento tan duro podrán ver que su difunto recibe el trato que merece", afirma Gustavo mientras recorre la versión renovada del lugar donde trabaja diariamente.
Junto a las autoridades del SENAMECF en San Cristóbal, el CICR trabajó en la rehabilitación de la infraestructura de la morgue alterna del cementerio municipal de la ciudad, haciendo arreglos como el refuerzo estructural, impermeabilización del techo, acondicionamiento de la fachada, instalación de ventanas, rejas y puertas, cercado de los alrededores, construcción de 2 mesas de autopsias con drenajes y punto de agua, instalación de un tanque de agua con capacidad para 1.000 litros, rehabilitación de la red de aducción de agua y el suministro de energía eléctrica mediante un generador de 7000 watts de capacidad. A su vez, se construyó una cava de congelación en la morgue principal de San Cristóbal, junto al mantenimiento preventivo de la cava de conservación, lo que permitirá mejorar considerablemente las condiciones de trabajo del personal forense.
Si antes trabajábamos con estímulo, ahora al ver una morgue restaurada y con todo nuevo nos emociona y motiva aún más
Para Gustavo, aunque la labor forense sea dura y difícil, su deseo más grande es poder trabajar en espacios físicos dignos que le permitan poder prestar un mejor servicio para aliviar el dolor de las familias que acuden a la morgue. "Ahora que podremos trabajar mejor, el cambio será tanto que todos podrán ser testigos de cómo va a mejorar el trabajo en el área forense en Venezuela", dice con orgullo.
En Venezuela, para hacer frente a la pandemia por COVID-19 en el área forense, el CICR:
- Ha distribuido 101.446 ítems de insumos forenses
- Capacitó a 172 trabajadores sanitarios y forenses en gestión de cadáveres
- Entregó asesorías, recomendaciones y guías para la gestión de cadáveres a 23 instituciones forenses y centros de salud en Venezuela