Venezuela: mejorar el acceso al servicio de agua en las comunidades más vulnerables
El sector Santa Rosa es una zona calurosa del estado Apure, en el llano venezolano. Es una tierra de horizontes abiertos y una humedad constante por su cercanía al Rio Arauca, frontera fluvial entre Venezuela y Colombia
En esta zona, trabajamos de la mano con la comunidad para beneficiar a 520 personas a través de la rehabilitación del sistema de suministro y almacenamiento de agua, que durante varios años dejó de funcionar por múltiples razones, entre ellas, el efecto de situaciones de violencia.
“El acceso al agua era complicado, eso llevó a cada quien a construir su propio puntillo” dice Leví, un vocero de la comunidad quien se ha perfilado como líder. Los puntillos son una excavación de entre 20 a 25 metros de profundidad que tiene cada familia en la entrada de su casa en Santa Rosa. Por ese agujero introducen una tubería que se conecta con el rio y de allí emerge agua con la ayuda de una bomba manual o eléctrica. Después de extraerla, esta agua es filtrada de manera artesanal para ser consumida.
Durante años, esta fue la forma más efectiva para acceder al agua. Sin embargo, algunas familias no tenían este sistema y debían acudir a sus vecinos y en algunos casos, trasladar el agua desde otras zonas hasta sus casas. Era un proceso lento y agotador que debían hacer a diario. Ahora la situación es diferente, cada familia tiene agua por tubería en su hogar.
El proyecto que desarrolló el CICR incluyó la rehabilitación del pozo principal desde donde estas personas obtienen agua todos los días. También se entregaron herramientas para la corrección de fugas de agua; y tanques con una capacidad total de 11.500 litros de agua para la escuela comunitaria en la que estudian los niños, niñas y adolescentes de Santa Rosa y otras zonas cercanas.
Este proyecto no solo mejoró la cantidad de agua disponible para la comunidad, sino también mejoró la calidad, eliminando olores y sabores desagradables. Junto al voluntariado de la Cruz Roja Venezolana en Guasdualito, también se enseñaron técnicas caseras para la potabilización, almacenamiento seguro e higiene del agua.
Aunque ya no hay necesidad de filtrarla, Arelys, una vecina de la comunidad, indica que las formaciones que recibieron los han hecho mas consientes sobre cómo pueden cuidar el agua en sus hogares. Ella recuerda el gran esfuerzo que debía hacer antes para obtener agua apta para el consumo y ahora, la tiene de forma más fácil.
Con el apoyo de HIDROLLANOS, se instaló además una mesa técnica de agua conformada por vecinos de la comunidad, quienes son los responsables de cuidar el sistema, dar información a la población y velar porque todos puedan acceder al servicio; de manera que, el proyecto también ha servido para fortalecer los lazos comunitarios y la colaboración entre vecinos.
En Magdaleno estado Aragua, 2850 personas ahora tienen acceso a agua
En Magdaleno, la labor ha sido similar. El CICR trabajó en la perforación y adecuación de un pozo profundo de 100 metros y se construyó un tanque con capacidad de 110.000 litros, que actualmente beneficia a 2.850 personas de las comunidades Nuevo Milenio y La Esperanza.
En estos dos sectores las personas accedían al servicio de agua a través de algunas fuentes naturales, desde donde caminaban aproximadamente 30 minutos hasta sus casas, generalmente con los envases de agua llenos a cuestas o en motos. Esta era una tarea especialmente difícil para los adultos mayores, mujeres y niños.
En otros casos, compraban el agua a través de cisternas una o dos veces a la semana, lo que significaba una importante inversión de dinero y la disminución del consumo de agua, así como la desmejora de buenas prácticas de higiene por la poca disponibilidad del recurso.
El trabajo del CICR en esta zona también incluyó la instalación de un sistema de tuberías de 800 metros desde el pozo profundo hasta el tanque y se construyó una estación de bombeo para surtir de agua a ambas comunidades.
En este proyecto, se trabajó en cooperación con HIDROLLANOS quienes fueron los responsables de instalar las conexiones domiciliarias desde la tubería principal hasta las casas; además, apoyaron en la constitución de una mesa técnica conformada por miembros de la comunidad.
Al igual que en Santa Rosa, el voluntariado de la Cruz Roja Venezolana realizó sesiones de higiene del agua para el correcto manejo y almacenamiento, formaciones que fueron muy valiosas para todos en la comunidad.
Magdaleno está en el estado Aragua, a cientos de kilómetros de Apure, pero ahora, los habitantes de ambas comunidades comparten otra cosa en común: tener agua en casa significa para ellos mejor higiene de los alimentos, mejor higiene personal, menos enfermedades de la piel y digestivas relacionadas con el consumo de agua no apta; no invertir dinero en la compra de agua, no invertir tiempo buscando agua lejos de casa, en resumen, más tranquilidad para todos.
El CICR trabaja en Venezuela en comunidades afectadas por situaciones de violencia. En materia de agua y saneamiento, trabaja para fortalecer la resiliencia de los sistemas de prestación de servicios básicos como agua y electricidad que han sido afectados como consecuencia de las situaciones de violencia.
Esta labor, se realiza a través de asociaciones con proveedores de servicios públicos, entidades locales y con el sector privado, involucrando a las poblaciones afectadas en cada paso del proceso; realizando intervenciones sostenibles y climáticamente inteligentes.