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Violencia sexual: la realidad de las víctimas en Colombia

“Me sentía mal, estaba avergonzada”.

A sus trece años, la vida de Diana quedó marcada. Tras el abuso, vino lo más difícil: la estigmatización y el desplazamiento.

“Fue hace trece años. Vivía con mi mamá y mis hermanos. Una madrugada, como a las doce de la noche, llegaron unos hombres y nos reunieron en el patio de la escuela. Nos tomaron los nombres y dijeron que nos venían a proteger, que no tuviéramos miedo. Ya en mi casa, llegó uno y me pidió que fuera a ayudarle a arreglar unas gallinas, para ellos comer. Pero era mentira. Cuando llegué allí, me cogieron, me golpearon, me cortaron la cara. Todavía recuerdo cómo me arrancaban la ropa. Empecé a gritar, a patalear y, en ese momento, uno de los hombres me golpeó contra el palo grande que sostenía la casa y caí derrumbada.

“En el hospital, pasé seis días, inconsciente. Cuando finalmente desperté, mi mamá empezó a llorar, no podía hablar. Ella me lo contó todo: que me violaron, que fueron cuatro hombres. Creo que no me mataron porque pensaron que ya estaba muerta.

“Luego me dijeron que tenía que regresar para decir quién había sido. Entonces decidimos irnos, mi mamá y mis cinco hermanos, a otro municipio, a vivir con un tío.

“Después de lo que ocurrió, no podía dormir, sufría pesadillas. Veía un hombre que se acercaba y ya estaba temblando. Es algo traumático. Todavía me peino así para esconder los cortes de la cara. Con mis amigas, nunca fui capaz de decir cuándo había sido mi primera vez con un hombre, me daba pena. Me sentía mal, estaba avergonzada. No es culpa de uno, pero la gente no lo ve así. Uno no lo comenta con otras personas para no verse señalado por los demás.

“Las sesiones con la psicóloga del CICR me han ayudado mucho. Trabajamos la autoestima, aprendí a sacar la rabia que tenía contra esa persona. Me ha ayudado de verdad a desahogarme, a empezar de nuevo”.

La respuesta del CICR

Una enfermera del CICR lidera un taller sobre violencia sexual en una comunidad alejada, a orillas del río San Juan (Chocó).© 3FM / Ben Houdijk

Orientación desde el primer momento

La violencia sexual siempre es una emergencia médica y debe ser tratada durante de las primeras 72 horas tras la violación.

  • El CICR acompaña a las víctimas de violencia sexual desde el primer momento, dándoles orientación y ayuda de emergencia y, en el largo plazo, brindándoles apoyo psicológico para que recuperen la confianza, pierdan el miedo y sigan adelante con sus vidas.
  • Durante el 2014, más de 80 víctimas de violencia sexual recibieron apoyo médico, psicológico y económico del CICR. A 91 se les dio orientación para acceder a la ayuda estatal.
  • En zonas afectadas por el conflicto y la violencia armada, 800 habitantes participaron en aproximadamente 50 talleres sobre violencia sexual organizados por el CICR, obteniendo información sobre sus derechos, la ruta de atención y el procedimiento a seguir para garantizar el servicio médico necesario.
  • Más de 900 trabajadores de la salud recibieron capacitación, a través del CICR, en rutas de atención para víctimas.