Kirguistán: ¿tanto esfuerzo por nada?

16-09-2010 Reportaje

Por los hechos de violencia ocurridos en junio de 2010 en el sur de Kirguistán, numerosos bienes quedaron destruidos, incluidas muchísimas viviendas cuyos propietarios ahora están viviendo en condiciones de precariedad. El CICR está ayudando a reconstruir algunas de las propiedades. Maya Kardava, delegada del CICR, se entrevistó con Ranno, una de las 3.000 personas que se beneficiarán de la asistencia.

     

©CICR/M. Kardava 
   
Esta carcasa es lo único que ha quedado de la casa de Ranno. 
         

Me reuní con Ranno en el asentamiento de Cheriomushki, en la ciudad de Osh, en el sur de Kirguistán. Cheriomushki es una de las zonas más duramente afectadas por el estallido de violencia acaecido en Osh el mes de junio de 2010.

Mientras avanzamos con el coche por el asentamiento, vemos desfilar rápidamente las casas, una tras otra, o más bien lo que ha quedado de ellas. Es difícil creer que hace menos de dos meses este era un lugar pacífico, donde la gente podía vivir normalmente.

El coche se detiene en uno de los vecindarios. Las mujeres comienzan a acercarse para ver qué está pasando. Ranno es una de ellas. Estamos todos en silencio. No hay mucho para decir: lo que nos rodea habla por sí solo. Ranno nos invita amablemente a visitar su " casa " .

Atravesamos la puerta metálica, tan típica de esta zona, para ingresar en un patio cuadrado, rodeado por las ruinas de la casa de Ranno. Las paredes blancas cubiertas de hollín son lo único que queda en pie. No hay techo, ni ventanas, ni puertas. Todo fue destruido. La pequeña porción de tierra que era el jardín de Ranno ya no es lo que era. Pero sigue siendo verde, y pueden verse algunos tomates desperdigados por aquí y por allí; el jardín parece una alfombra oriental. Es una señal de vida en esa desoladora escena. Un silencio inquietante domina el lugar.

Ranno mira el patio y luego me dice: " Tuve que entregar a mi hija de dieciocho años, Camila, por todo esto " . Probablemente mi expresión delate mi confusión acerca de qué quiere decir con " entregar a su hija " . Entonces Ranno me explica: " La obligué a casarse, porque ya no había espacio para tres aquí. Esta carpa (señala la carpa blanca que está en la entrada y que recibió en una distribución de ayuda humanitaria) es mi única " habitación " , y la comparto con mi hijo de veintidós años " .

Durante dieciséis años, poco a poco fue construyendo su casa.

Ranno tenía diecinueve años cuando contrajo matrimonio. Ocho años más tarde, su marido murió, y ella se quedó sola con sus dos hijos, de seis y dos años. Ranno sabía que tendría que salir adelante, y así lo hizo. Trabajó y crió sola a sus dos hijos. " Y cuando tuvieron la edad de ir a la escuela, tuve que pagar su educación " , dice. " Construí la casa a lo largo de dieciséis años, lentamente, poco a poco, comprando material de construcción cuando podía " , agrega.

     
©CICR/M. Kardava 
   
Ranno contempla su futuro, mientras mira los restos de la casa que tanto le costó construir. 
         

Ranno señala un anexo a la casa. Acababa de construirlo cuando lo incendiaron. " Comencé a construirlo cuando mi hijo cumplió veinte años. En nuestra tradición, al llegar a la edad de casarse, los varones deben dejar la casa materna. Quería que tuviera todo lo que tienen los jóvenes de su edad " , explica. Ranno me muestra una pila de material de construcción quemado, varios cerámicos, como para dar una prueba física de lo que está diciendo.

Se produce otro momento de silencio. " Me siento muy triste por todos los esfuerzos que hice en los últimos dieciséis años " , dice llorando. " ¿Tanto esfuerzo por nada? " , se pregunta.

Trato de consolarla, pero es difícil, casi imposible.

Ranno acepta que le tome una fotografía. Sonríe y me pregunta si se ve bien. " Si pudiera, por lo menos me cambiaría el echarpe. Pero no tengo otro. Y esta será mi única foto, el álbum familiar también lo perdí, junto con todos nuestros documentos. No puede salvarlos " , explica.

Prefiere que le tome la fotografía sobre la " alfombra verde " ; dice que es " el único lugar normal en el patio " .

Cuando estoy por irme, Ranno me ofrece un té, disculpándose por no poder ofrecerme el tradicional " plov " , un plato tradicional con muchas especias, hecho de arroz, carne y hortalizas. Le agradezco su hospitalidad. " ¿Volverá a mi casa cuando la haya terminado? " , me pregunta Ranno. " En nuestra tradición, cuando uno ha terminado de construir el techo, prepara una gran cacerola de " plov " e invita a todos los vecinos " , dice.

Le prometo volver.