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Colombia: el CICR fortalece espacios seguros para víctimas y sobrevivientes de violencia sexual

Mujer afro de espalda.

En Palmira, Valle del Cauca, existe una casa que acoge a mujeres víctimas/sobrevivientes de violencia sexual, desplazamiento, amenazas y otras consecuencias humanitarias de los conflictos armados en Colombia. Este es un lugar en el que pueden sentirse protegidas y reconstruir sus vidas.

Desde hace 51 años la Institución “Laura Vergara de Agreda” Casa Protectora de la Mujer ha funcionado en Palmira, uno de los principales municipios receptores de población afectada por los conflictos y la violencia armada en el Cauca, Nariño y el pacífico. Inicialmente creada como un espacio para las viudas por la guerra, hoy recibe a mujeres y a sus familias afectadas por violencias basadas en género, a razón de la migración o por los conflictos armados. 

 

Jessica* llegó a la Casa Protectora de la Mujer a comienzos de 2023 tras ser desplazada con sus tres hijos de una zona rural de Buenaventura por parte de grupos armados. En Palmira encontró no solo techo y alimentación temporal, sino también un lugar en el que se sintió acogida. Junto con sus hijos recibió atención socio-jurídica, médica y psicológica por parte del equipo de la Institución Laura Vergara. 

 

“Me ayudaron con los trámites para la custodia de mis hijos y para trasladar mi atención médica a Palmira”, cuenta. “Les agradezco mucho por eso porque, aunque el apoyo económico es importante, lo psicosocial también es necesario. Mis niños están muy tranquilos y yo como madre me siento más segura. Nos trajo paz mental”. 

Huerta orgánica dentro de la casa.
Cancha de Basketball dentro de la casa.
Taller de costura.
Letrero de autocuidado.
Camarotes.
La Casa Protectora cuenta con 15 apartamentos diseñados para ofrecer privacidad y comodidad a mujeres que llegan solas o con sus familias, ya sean migrantes o colombianas. Además de estos espacios, dispone de cocina, áreas de juego para niños, salones para talleres y emprendimientos, una huerta y un oratorio, así como consultorios para atención jurídica, médica y psicológica integral.

Para aquellas mujeres que tienen alto riesgo sobre sus vidas debido a amenazas o violencia sexual, la casa proporciona protección entre tres a 30 días, priorizando su seguridad inmediata. Para mujeres desplazadas por la violencia, la Casa Protectora brinda alojamiento hasta que tengan alguna forma de sostenimiento económico. A través de su programa Artesana, las mujeres reciben acompañamiento para la búsqueda de empleo y la creación de sus propias unidades productivas. También reciben orientación para que sus hijos e hijas puedan acceder a instituciones educativas. 

 

Cuando llega una mujer víctima o sobreviviente de violencia sexual la atención psicológica se enfoca en muchas ocasiones en reconstruir su confianza y aliviar el sentido de culpa y vergüenza que deja este hecho sobre ella. Además, va a encontrar el apoyo de otras compañeras que también están en procesos de sanación, mediante actividades como el tejido y la pintura.

 

Desde el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) creemos firmemente que la violencia sexual contra cualquier persona en el marco de los conflictos y la violencia armada debe detenerse. Con una respuesta multidisciplinaria que incluye la identificación y reducción de los riesgos buscamos garantizar que las necesidades de las víctimas/sobrevivientes sean atendidas.

La violencia sexual es una de las consecuencias humanitarias que más se presentan en los conflictos armados, pero también es una de las más invisibilizadas. No es fácil para una persona hablar acerca de lo que le pasó y por eso es importante que cuenten con un espacio en el que sientan protegidas. Encontramos en la Casa Protectora de la Mujer una oportunidad de vida para ellas, por eso decidimos apoyarla

Maria Teresa Nieto Oficial de protección del CICR en Cali.

La Institución Laura Vergara, que opera sin financiamiento estatal y con recursos propios limitados, recibió apoyo del CICR a través de donaciones de muebles y utensilios de cocina para los apartamentos. Además, se les brindó talleres y capacitaciones para la formulación de sus proyectos y gestión de recursos, así como el fortalecimiento de sus canales de contacto y página web. 

Retrato de una mujer.
Foto: Felipe Beltrán / CICR Colombia

Carolina Crespo, directora de la Casa “Laura Vergara”, ha dedicado gran parte de su vida a ayudar a las mujeres víctimas de violencia sexual en el departamento del Valle del Cauca.

Dentro de este apoyo también se enlazó al equipo de la Casa Protectora con la Unidad para las Víctimas para recibir capacitaciones sobre las rutas de atención a víctimas de conflictos armados, enfocándose especialmente en víctimas / sobrevivientes de violencia sexual y atención a los pueblos étnicos. Esto les ha permitido fortalecer su respuesta de una manera más oportuna e integral. 

 

Ante la escasez de refugios para mujeres víctimas y sobrevivientes en el suroccidente colombiano y la necesidad de atención integral para ellas, la Casa Protectora de la Mujer se erige como un espacio crucial para iniciar procesos de sanación y fortalecimiento. “Esta casa significa poder cortar con ciclos de violencia, significa salvar vidas, significa decirles a las mujeres que somos fuertes y que podemos darnos cuenta de la grandeza que tenemos para transformar la sociedad”, dice Carolina Crespo, directora de la Casa “Laura Vergara”.