Una celda destinada para cuatro personas puede convertirse en un espacio habitado por 15 internos. Los privados de libertad que no alcanzan lugar en el cuarto deben dormir en colchones que se colocan en los pasadizos.
El hacinamiento hace que la experiencia de la privación de libertad –ya estresante en condiciones normales– empeore, afectando la dignidad humana y menoscabando la salud física y mental de las personas detenidas. Esta situación obstaculiza una perspectiva de reintegración y rehabilitación social.
Se requiere de medidas urgentes para enfrentar el hacinamiento en los penales, ya que esta situación afecta el funcionamiento de todo el sistema penitenciario. Según el Instituto Nacional Penitenciario (INPE), en enero del 2014 éste llegó a 119 por ciento: existe una población carcelaria de 67.891 y sólo se cuenta con una capacidad de albergue para 31.010 en las 68 cárceles a nivel nacional.
El hacinamiento en las cárceles compromete la capacidad de la administración penitenciaria para atender las necesidades básicas de las personas detenidas en términos de condiciones de vida, agua, saneamiento, atención médica, visitas familiares y asistencia legal. Todos los servicios se desbordan y se dificulta, además, el mantenimiento del orden y la convivencia.
El CICR implementa desde hace más de cinco años una estrategia de apoyo al fortalecimiento integral del INPE para promover un cambio en la cultura institucional, dirigida a fomentar entre los servidores mejores prácticas penitenciarias con base en los estándares mínimos internacionales establecidos para la gestión de las cárceles.
Las malas condiciones de vida y servicios inadecuados generan consecuencias como espacios de vida restringidos, menor actividad fuera de las celdas, dificultad para acceder a los servicios sociales, talleres de trabajo o estudio, menos preparación, por lo que se dificulta la resocialización. En el penal Sarita Colonia del Callao, solo el 10% de la población penitenciara puede acceder a los talleres.
Para hacer frente el problema del hacinamiento se requiere de una serie de acciones como reformas normativas, mayor y mejor infraestructura, medidas alternativas a la privación de la libertad, abordar el tema de la detención preventiva prolongada y una estrecha y permanente coordinación entre los operadores involucrados para implementar acciones conjuntas en el corto, mediano y largo plazo.
Cuando la población detenida es más numerosa que la capacidad prevista se habla de hacinamiento de las cárceles. En Perú, cifras oficiales nos hablan de un 119 por ciento de hacinamiento distribuido en las 68 cárceles existentes. A continuación un panorama de la situación del hacinamiento en la cárcel "Sarita Colonia" del Callao.
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