Alepo: unas 20.000 personas huyeron de sus hogares en los últimos tres días
Los dientes le castañeteaban del frío. Trataba de calentarse las manos en los bolsillos de su gastada chaqueta amarilla. Pero sonreía mientras jugaba con sus amigos en los edificios bombardeados de Alepo.
Yousra tiene seis años. En su corta vida, no ha conocido nada más que la guerra. Tiene tantos años como la guerra. Al igual que muchas otras, su familia tuvo que huir cuando se produjeron fuertes enfrentamientos en su vecindario.
Buscaron un lugar más seguro y terminaron en un edificio casi en ruinas, donde luchan para sobrevivir.
Se calcula que, desde agosto, unas 60.000 personas se han visto obligadas a irse de sus hogares en Alepo. Veinte mil huyeron en los últimos tres días. Muchos miles más habían huido antes.
Algunas personas viven en refugios, otras en mezquitas, escuelas o carpas, y otras se han refugiado en edificios dañados o sin terminar. Y otras han sido alojadas por familias que ya atravesaban una difícil situación. Niños y jóvenes necesitan y quieren ir a la escuela, sobre todo después de la dura experiencia que han vivido.
Muchas personas se han visto obligadas a huir dos o tres veces, a medida que los bombas y las balas se acercaban. Más de 40.000 personas han huido de zonas de enfrentamientos activos en el oeste de Alepo, primero de la parte sudoeste de Ramousseh, y después de las partes occidentales de la ciudad, como los vecindarios de Nueva Alepo, Menyan y Al Hamdaniyeh. En el este, según informaciones recibidas, por los intensos ataques en los vecindarios de Masakan Hannanoo, Jabal Jabro y Sakhour veinte mil personas huyeron en diferentes direcciones, en búsqueda de un lugar seguro. La mayoría de los que huyeron son familias, muchas de ellas con niños de corta edad y bebés. La situación en sus precarios refugios empeora a medida que se aproxima el invierno y descienden las temperaturas.
"Las consecuencias de huir del hogar son enormes. No se trata solo de buscar unas pocas pertenencias e irse. Hay efectos secundarios enormes. Estas personas necesitan que les garanticen un paso seguro y les brinden condiciones dignas. Y todas necesitan bienes básicos, como alimentos, agua potable y asistencia médica", dice Marianne Gasser, que actualmente está visitando refugios en Alepo.
Alepo solía ser una ciudad de más de dos millones de habitantes, pero con tantos enfrentamientos y desplazamientos, es imposible decir con precisión cuántos habitantes quedan hoy.
Las reservas de alimentos han disminuido. Los precios han aumentado o, como en la parte este, se han disparado. El precio de los alimentos frescos, como las frutas, las hortalizas, la leche o la carne, es astronómico: a más de 14$, el kilo de pimientos verdes cuesta diez veces más que en el mercado común. Incluso los precios de los alimentos no perecederos se han ido por las nubes: un kilo de azúcar cuesta la increíble suma de 21$, casi diez veces más que lo que cuesta normalmente; una pequeña hogaza de pan cuesta 50 céntimos, es decir quince veces su precio normal.
El CICR y la Media Luna Roja Árabe Siria hacen todo lo que está a su alcance para ayudar a mejorar las condiciones de los refugios y ofrecer alimentos y asistencia médica, donde sea posible. El equipamiento y la renovación de los pozos ha permitido mejorar en gran medida el abastecimiento de agua y ha ayudado a satisfacer las necesidades cuando la red de agua de la ciudad no funciona. Pero las necesidades son enormes. Por los enfrentamientos y la inseguridad imperante, la distribución de ayuda y las reparaciones se han vuelto difíciles.
"Es vital que todas las partes respeten a los civiles. Las instalaciones de salud deben ser protegidas; muchas han sido dañadas o destruidas. No deben lanzarse ataques indiscriminados. La dignidad humana debe respetarse en todo momento", dijo la señora Gasser, del CICR.
Y también está el sufrimiento menos evidente que causa el desplazamiento. Los niños prácticamente no tienen ninguna posibilidad de recibir educación en forma regular. Y está el daño psicológico. Tantas personas han vivido con miedo e incertidumbre por tanto tiempo. Los efectos persistirán durante años.
"Estamos listos para hacer más. Organizar evacuaciones médicas, prestar más apoyo a las personas que se quedaron. Pero necesitamos más acceso a las personas, donde sea que estén", añadió la señora Gasser. "Sin un final de los enfrentamientos a la vista, sin la posibilidad de llegar a un acuerdo de paz más amplio, miles de civiles luchan a diario para sobrevivir."
Notas para los editores
El CICR en el terreno en Alepo
- El CICR y su socio, la Media Luna Roja Árabe Siria, responden desde ayer a las necesidades de emergencia de la población.
- El CICR está listo para reforzar su respuesta, junto con la Media Luna Roja Árabe Siria, según cómo evolucione la situación. La principal respuesta se centra en el refugio colectivo de Jibreen, en Alepo oeste, pero el CICR sigue haciendo todo lo que puede para llegar a otras zonas adonde han huido los pobladores, incluidos otros distritos en la parte este.
- Las familias huyen en medio del caos de los enfrentamientos, por lo general con unas pocas pertenencias, o ninguna. Necesitan que les garanticen un paso seguro, así como disponer de bienes básicos, como alimentos, refugio, agua potable y asistencia médica.
- La reciente ola de desplazamiento ha puesto más presión a los refugios colectivos que ya estaban sobreexigidos en la parte oeste de la ciudad. Estos refugios recibieron más de 40.000 personas entre agosto y mediados de noviembre.
- Desde que comenzaron los enfrentamientos en Alepo, los más de 55 colaboradores del CICR, tanto sirios como extranjeros, han trabajado contra reloj para responder a las necesidades humanitarias de la mejor manera posible.