Brasil: La protección de las escuelas es un deber, y es posible

Cómo trabaja el CICR para empoderar a las escuelas

En nuestras misiones en todo el mundo, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) trabaja para empoderar a las comunidades escolares y a los ministerios de educación a fin de que puedan gestionar los efectos de los conflictos armados y de las situaciones de violencia protegiendo la educación de los ataques y haciendo que el acceso a la educación sea más seguro.

Una de esas iniciativas es el programa Acceso Seguro a los Servicios Públicos Esenciales (AMS) en Río de Janeiro, Brasil, que tuvo un impacto positivo en las 534 escuelas municipales de la ciudad afectadas por la violencia armada.

El programa Acceso Seguro a los Servicios Públicos Esenciales (AMS) es una metodología de gestión de riesgos que adaptó el CICR para prevenir, reducir y mitigar las consecuencias de la violencia armada en los servicios de educación y salud. Incluye escuelas, niños, familias y profesionales de las comunidades seleccionadas en siete estados de Brasil: Fortaleza; Vila Velha; Duque de Caxias; Río de Janeiro; São Paulo; Porto Alegre y Florianópolis.

El programa Acceso Seguro obtuvo resultados prometedores, dado que logró reducir considerablemente el número de días de cierre de las escuelas a causa de la violencia armada y mejoró el acceso a la educación de niños y jóvenes. Más de 39.000 profesionales recibieron formación en Acceso Seguro y Comportamiento Seguro, y, en la actualidad, más de 800 escuelas adoptan medidas para proteger a los profesionales, los estudiantes y las comunidades escolares que enfrentan los efectos de la violencia armada.

Con motivo del Día Internacional para la protección de la Educación de Ataques, la directora de una escuela municipal de Río de Janeiro nos habla del impacto que tuvo el programa Acceso Seguro en su escuela.

¿Háblenos de su escuela y de su funcionamiento?

Nuestra escuela abarca las etapas iniciales de la educación primaria —desde primer grado hasta sexto grado— y las clases especiales de apoyo para alumnos con discapacidad. Funciona en un único turno; es decir, los niños asisten a clase durante siete horas, con cursos que abarcan el programa de estudios común y las partes diversificadas. En la actualidad, contamos con 14 clases regulares que van de primero a sexto grado, además de dos clases especiales.

La escuela está ubicada en una zona peligrosa y de mala reputación de nuestra ciudad. Es un territorio de muy difícil acceso donde suelen producirse enfrentamientos armados que requieren la respuesta de las fuerzas policiales.

¿Cómo fue su participación en el proyecto Acceso Seguro a los Servicios Públicos Esenciales (AMS), y qué impacto tuvo este último en su escuela?

Tuve la singular oportunidad de participar en la implementación del programa AMS en nuestra escuela en dos ocasiones: la primera, mientras impartía clases, me seleccionó la directora de ese entonces a fin de participar en las reuniones previas a la implementación del programa y de hablar acerca de este con el personal de la unidad escolar y replicar las lecciones aprendidas durante la formación. En 2018, cuando pasé a formar parte del cuerpo directivo de la escuela, colaboré en la elaboración del plan y en la supervisión de su implementación en ese ámbito. Esa fue la segunda ocasión.
El programa AMS no solo brinda un acceso seguro, sino que también da estabilidad y confianza sobre cómo actuar de manera segura al enfrentarse a una situación de violencia con armas de fuego.

¿Puede explicar de qué manera el programa AMS ayuda a brindar un mayor acceso a la educación?ocê pode explicar como o programa AMS contribui para proporcionar maior acesso à educação?

O El programa AMS nos dotó de los conocimientos necesarios para acceder de manera segura a nuestro lugar de trabajo en caso de que se produzca un hecho violento antes de que los alumnos lleguen a la escuela. Además, sabemos cómo comportarnos de manera segura cuando se produce un incidente violento durante una clase. Por ende, no necesitamos cerrar el edificio escolar por cualquier motivo sin antes haber evaluado la necesidad real, como debíamos hacer antes de que se implementara el programa, donde cada escuela tomaba una decisión. En ese entonces, se tomarían varias medidas en el mismo territorio, lo que se traduciría en más días de escuelas cerradas. En ese sentido, el programa AMS desempeña un papel decisivo para que la escuela permanezca abierta durante más días, lo cual es bastante importante en el contexto de nuestro territorio. A modo ilustrativo, los hechos violentos de 2017 nos obligaron a cerrar la escuela durante 17 días (el programa AMS estaba en proceso de ser puesto en marcha). En 2018, la escuela permaneció cerrada solo durante siete días cuando el programa ya estaba en marcha. Los números no mienten.
Otra contribución significativa del programa AMS tiene que ver con la gestión de crisis tras un hecho violento. El día posterior a un hecho violento, planificamos ingresar y salir temprano. Eso nos permite abrir espacios de diálogo entre el cuerpo directivo y los profesionales que trabajan en la escuela para escucharlos, conocer sus opiniones sobre el hecho, diseñar estrategias para recibir a los alumnos en el aula al día siguiente y crear espacios para que expresen sus sentimientos y sus opiniones sobre los incidentes que vivieron. Esta estrategia hace que esas personas se sientan valoradas, queridas y atendidas, lo cual las mantiene en la escuela.

¿La comunidad escolar —padres, profesores y niños— conocen el programa AMS?s professores e crianças da sua escola conhecem o AMS?

Si bien oyeron hablar del programa, el alcance del plan de acción de este último difiere para cada segmento de la comunidad. Los padres y los alumnos saben que contamos con un protocolo de seguridad, aunque no tienen poder de decisión sobre la apertura o el cierre de la unidad porque el cuerpo directivo de la escuela es quien toma esa medida, que es provista por el plan. Los profesores y el personal tienen un conocimiento más pormenorizado del programa porque cada uno desempeña un papel que va desde mantener al día a todos los contactos hasta decidir el cierre, lo cual sería el caso más extremo.

Todo niño merece tener acceso a una educación de calidad, lo cual se vuelve imposible cuando las escuelas reciben ataques durante los conflictos armados ya sea deliberadamente o por su cercanía a los campos de batalla. La violencia en las escuelas y en sus alrededores afecta a niños, profesores, al personal de apoyo y las infraestructuras. Muy a menudo, esta violencia vulnera el derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos, que protegen específicamente a los niños y su educación.

El cierre de escuelas y la falta de profesores en las escuelas ubicadas en zonas muy afectadas por la violencia son casos ilustrativos de las consecuencias directas que tiene la violencia en la educación. A largo plazo, esas consecuencias pueden generar un aumento en la tasa de deserción escolar, un descenso del rendimiento escolar, la distorsión de las calificaciones por edad, inseguridad alimentaria y, posteriormente, dificultades para acceder al mercado laboral dada la falta de cualificación y de preparación, con efectos negativos en el desarrollo y en la seguridad de la sociedad.

Asimismo, cuando las escuelas cierran debido a un conflicto armado, los niños y los jóvenes se ven expuestos a riesgos que atañen la protección de la niñez y a estrategias de afrontamiento negativas (p. ej., matrimonio infantil, trabajo infantil, reclutamiento de niños), todo lo cual supone el riesgo de asociarse más estrechamente con grupos armados.