En el Chocó, occidente de Colombia, indígenas y afro fueron víctimas de desplazamiento en varias ocasiones. También tuvieron su movilidad restringida debido a la presencia de actores armados.
En regiones como el Catatumbo (Norte de Santander) el conflicto armado sigue afectando a la población civil. Las secuelas de los enfrentamientos se ven hasta en los negocios de sus habitantes, como sucede en esta farmacia ubicada en el municipio de Las Mercedes.
El hijo de Eva desapareció hace nueve años en Chocó (occidente de Colombia).
El CICR recuperó el cuerpo en junio de 2017. Ahora esta madre espera que los restos de su hijo sean identificados y entregados lo antes posible.
Insistimos en el diálogo con los distintos actores armados en Colombia (estatales y no estatales) para que respeten las normas humanitarias.
Mujeres de la etnia wounnan, en Chocó, se reunen para cuidar a los más pequeños y hacer artesanías. Algunas de estas comunidades están rodeadas por minas antipersonal y otros artefactos explosivos.
En 2017 atendimos 14 situaciones de emergencia derivadas del conflicto armado en Colombia. Botes, lanchas, camionetas, burros y hasta caballos nos sirvieron para llegar a los más necesitados.
En Colombia hay unas 1.000 personas en condición de discapacidad. La crisis del sistema carcelario los afecta especialmente ya que no tienen adecuado acceso a servicios de salud.
En 2017, recorrimos Colombia para apoyar a las personas afectadas por el conflicto armado y la violencia, así como para difundir el respeto por las normas humanitarias.
También estuvimos en las cárceles, apoyamos a personas en condición de discapacidad y estuvimos acompañando a las familias de personas desaparecidas. En 2018, seguimos trabajando para promover la protección de la población civil.