Muchas de las familias desplazadas o confinadas del Pacífico colombiano tienen una sola ruta de escape: el río. La zona está contaminada con artefactos explosivos.
Ante la emergencia humanitaria, durante el primer semestre de 2017, el CICR entregó kits alimentarios y de aseo a más de 2.000 familias de la región.
Una de las formas de hacer más rápidos los trayectos en el río es con la ayuda de botes con motor. Sin embargo, ante la escasez de dinero hay personas que deben remar durante horas para llegar a su destino.
La dificultad para desplazarse por temor a los enfrentamientos y a los artefactos explosivos hace que los alimentos escaseen.
Varias de las comunidades afro e indígenas desplazadas han dejado sus cosechas y animales. Ahora el plátano y la yuca son la base de la comida en sus nuevos asentamientos.
En la zona son comunes las enfermedades estomacales y virales. Los niños más pequeños y los ancianos son especialmente vulnerables ante la falta de servicios de salud.
En el Chocó (Pacífico colombiano), la presencia de grupos armados ha puesto en riesgo la vida de miles de familias. Durante el primer semestre del 2017 llevamos casi 50 toneladas de ayuda humanitaria para las personas que lo han tenido que dejar todo a raíz del conflicto armado.