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Convenios de Ginebra: 70 años de desafíos y de logros

Los Convenios de Ginebra –conjunto de normas internacionales que establecen límites a la guerra– conmemoran sus 70 años de logros y de desafíos. Ante el enorme sufrimiento que padecen las personas en lugares como Siria, Sudán del Sur y Yemen, los Convenios de Ginebra son aún una promesa fundamental en el mundo entero. En efecto, pese a las numerosas infracciones a sus normas, permiten reducir las consecuencias de los conflictos para la población civil.

Los 35 Estados de América son partes en los Convenios de Ginebra, es decir, se han comprometido a castigar los crímenes de guerra. A lo largo de la historia, vemos diversos ejemplos de la implementación de estas normas (ver recuadro).

Décadas de conflictos armados dejaron 8,8 millones de víctimas en Colombia. Los civiles no pueden salir de su casa con miedo, son heridos en medio de los enfrentamientos o por restos de explosivos no detonados, son desplazados y abusados. En 50 años de actuación, el papel del CICR ha sido fundamental para la protección y la asistencia de los civiles.

Día tras día, vemos el derecho internacional humanitario (DIH) en acción; por ejemplo, cuando una persona herida cruza un puesto de control, cuando un niño recibe alimentos y asistencia, cuando las condiciones de las personas detenidas mejoran o cuando pueden mantenerse en contacto con sus familiares.

Por otro lado, en el contexto de la nueva dinámica de los conflictos actuales y del avance de la tecnología –ataques cibernéticos y nuevas formas de enfrentamientos, como sistemas de armas autónomos y tecnologías remotas–, vemos violaciones a las leyes de la guerra cuando se bombardea un hospital o cuando los detenidos no reciben un trato digno y humano.

En 2016, los gobiernos de Argentina y del Reino Unido firmaron un acuerdo mediante el cual le otorgaron un mandato al CICR para la exhumación de los soldados argentinos muertos en el conflicto de las Islas Falklands/Malvinas y sepultados en el cementerio Darwin sin identificación. En la actualidad, familiares de 114 soldados pudieron colocar flores en la tumba de sus seres queridos.

El 70° aniversario de los Convenios de Ginebra ofrece una oportunidad para reflexionar sobre sus desafíos actuales, así como para instar a los Estados de todo el mundo a asumir este desafío y a respetar, aplicar y hacer cumplir el derecho internacional humanitario de manera universal e inequívoca.

El entierro digno es un momento ritual para los familiares de desaparecidos en Perú, en el cual se despiden de sus seres queridos de acuerdo con sus costumbres locales.

INCLUSO LA GUERRA TIENE LÍMITES

Los Convenios de Ginebra encarnan un principio básico: la guerra debe librarse dentro de ciertos límites que se han de respetar para preservar la vida y la dignidad de los seres humanos. El derecho internacional humanitario (DIH) y los Convenios de Ginebra no juzgan los motivos de los enfrentamientos. Los Convenios estipulan que toda persona que no participe o que haya dejado de participar activamente en las hostilidades tiene derecho a la protección y a un trato digno y humano. Todas las personas, incluso el enemigo, deben ser vistas como seres humanos y protegidos.

Cuando las normas de la guerra no se respetan, los civiles suelen ser los más afectados. En Colombia, las comunidades indígenas son obligadas a desplazarse y dejar sus tierras originarias debido al conflicto.

Todos los Estados aprobaron los Convenios en 1949, tras la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, como un reflejo de los valores universales de comportamiento ético. El cometido del CICR de proteger y aliviar el sufrimiento en tiempo de guerra está plenamente consagrado en los Convenios de Ginebra, aunque su historia haya comenzado mucho antes y, por eso se lo reconoce como el guardián de los Convenios de Ginebra y del DIH.

Los conflictos separan a las familias, que se pierden mientras escapan de sus casas. Una de las principales actividades del CICR es el restablecimiento de contacto entre familiares, como este en Angola.</h2>

Cuando las normas de la guerra no se respetan, las casas, las escuelas, los hospitales, las calles se vuelven escenario de bombardeos y saqueos.

En contextos de conflicto, como en Sudán del Sur, el acceso de la población a la asistencia de salud se ve perjudicado. La joven Nyakosti tuvo que ser evacuada en avión para recibir atención en el hospital después de ser baleada en su pierna.</h2>

En Yemen, donde se vive la mayor crisis humanitaria de la actualidad, los civiles se ven afectados directamente por el conflicto. Tres de cada cuatro personas dependen de la asistencia para sobrevivir. Las restricciones impuestas a la población y a las agencias humanitarias perjudican la asistencia.</h2>

Las guerras actuales serían peores sin los Convenios: siete décadas después de su concepción, todavía son adecuadas para su propósito. Este conjunto de normas protege a todas las personas afectadas por conflictos armados internacionales y no internacionales, independientemente de su etnia o religión, y salva vidas todos los días, incluidos niños, mujeres, hombres, ancianos, así como personas heridas, enfermas, detenidas o con discapacidad.

Convocamos a los Estados y a los actores no estatales a asumir este desafío y respetar, aplicar y hacer cumplir de manera universal e inequívoca el derecho internacional humanitario (DIH).