
Convenios de Ginebra: 70 años de desafíos y de logros
Los 35 Estados de América son partes en los Convenios de Ginebra, es decir, se han comprometido a castigar los crímenes de guerra. A lo largo de la historia, vemos diversos ejemplos de la implementación de estas normas (ver recuadro).

Día tras día, vemos el derecho internacional humanitario (DIH) en acción; por ejemplo, cuando una persona herida cruza un puesto de control, cuando un niño recibe alimentos y asistencia, cuando las condiciones de las personas detenidas mejoran o cuando pueden mantenerse en contacto con sus familiares.
Por otro lado, en el contexto de la nueva dinámica de los conflictos actuales y del avance de la tecnología –ataques cibernéticos y nuevas formas de enfrentamientos, como sistemas de armas autónomos y tecnologías remotas–, vemos violaciones a las leyes de la guerra cuando se bombardea un hospital o cuando los detenidos no reciben un trato digno y humano.

El 70° aniversario de los Convenios de Ginebra ofrece una oportunidad para reflexionar sobre sus desafíos actuales, así como para instar a los Estados de todo el mundo a asumir este desafío y a respetar, aplicar y hacer cumplir el derecho internacional humanitario de manera universal e inequívoca.

INCLUSO LA GUERRA TIENE LÍMITES
Los Convenios de Ginebra encarnan un principio básico: la guerra debe librarse dentro de ciertos límites que se han de respetar para preservar la vida y la dignidad de los seres humanos. El derecho internacional humanitario (DIH) y los Convenios de Ginebra no juzgan los motivos de los enfrentamientos. Los Convenios estipulan que toda persona que no participe o que haya dejado de participar activamente en las hostilidades tiene derecho a la protección y a un trato digno y humano. Todas las personas, incluso el enemigo, deben ser vistas como seres humanos y protegidos.

Todos los Estados aprobaron los Convenios en 1949, tras la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, como un reflejo de los valores universales de comportamiento ético. El cometido del CICR de proteger y aliviar el sufrimiento en tiempo de guerra está plenamente consagrado en los Convenios de Ginebra, aunque su historia haya comenzado mucho antes y, por eso se lo reconoce como el guardián de los Convenios de Ginebra y del DIH.
Las guerras actuales serían peores sin los Convenios: siete décadas después de su concepción, todavía son adecuadas para su propósito. Este conjunto de normas protege a todas las personas afectadas por conflictos armados internacionales y no internacionales, independientemente de su etnia o religión, y salva vidas todos los días, incluidos niños, mujeres, hombres, ancianos, así como personas heridas, enfermas, detenidas o con discapacidad.
Convocamos a los Estados y a los actores no estatales a asumir este desafío y respetar, aplicar y hacer cumplir de manera universal e inequívoca el derecho internacional humanitario (DIH).