He sido testigo de las condiciones de vida extremas del campamento de Al Hol y del esfuerzo desplegado para recibir a las decenas de miles de personas que llegan en masa al campamento. Hoy se albergan allí más de 74.000 personas; las necesidades son enormes, y el lugar está saturado.
La atención mediática se ha concentrado en la situación de los combatientes extranjeros y sus familias. Sin embargo, ellos representan un pequeño porcentaje de las personas alojadas en Al Hol y en otros campamentos. Alrededor del 90% de quienes llegan al lugar son mujeres y menores de edad, que, en muchos casos, han atravesado experiencias sumamente traumáticas. En las últimas semanas, decenas de niños han fallecido a causa del frío y de las condiciones de vida en Al Hol.
Nuestro equipo fue testigo del caso de una mujer de 24 años que había dado a luz en su trayecto hacia el campamento. Sus otros hijos dormían junto a ella, en el piso. A diez horas de haber llegado, junto a muchísimas otras personas, seguían a la espera de agua, alimentos y una tienda de campaña donde dormir. Si bien ella apenas hablaba, logró contarnos que habían llevado a su bebé recién nacido al médico.
Todas estas personas son seres humanos que tienen derecho a recibir un trato humano. No dejemos que el exaltado discurso en torno de los combatientes extranjeros nos impida ver el sufrimiento ocasionado por la emergencia humanitaria que se vive hoy en el nordeste de Siria.
Es difícil exhibir valor moral ante la ansiedad pública y la presión política. Pero nosotros estamos a la altura de las circunstancias. Los Convenios de Ginebra, de cuya firma se cumplen 70 años este 2019, no dejan a nadie fuera del derecho, sin importar qué delitos pueda haber cometido una persona.
Instamos a los Estados a manifestar en sus actos ese valor moral. A tratar a todas las personas con humanidad y dignidad, según el derecho y las garantías del debido proceso. A mantener unidas a las familias, siempre que sea posible. A poner a disposición los recursos necesarios para una asistencia humanitaria suficiente. Y a resistir la presión de utilizar un discurso deshumanizante, que no hace más que perpetuar el problema.
En el campamento de Al Hol, junto con la Media Luna Roja Árabe Siria, estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para entregar alimentos a las personas recién llegadas, habilitarles el acceso al agua, poner a su disposición tiendas de campañas y atención médica esencial, así como para restablecer el contacto entre familiares. Sin embargo, es evidente que se necesita mucho más: más refugio, más alimentos, más agua potable, un mejor saneamiento y más servicios de salud.
En el resto de Siria, a ocho años del inicio de este desastroso conflicto, la violencia no ha llegado a su fin. Se ha registrado una escalada reciente de los enfrentamientos y de la violencia en algunas zonas del interior de Idlib y en los alrededores. Decenas de miles de personas han sido desplazadas como consecuencia de un rebrote de las hostilidades. Cualquier resurgimiento de la violencia empeorará aún más su situación.
Asistencia en el campamento de Al Hol Resumen de la asistencia prestada por el CICR junto con la Media Luna Roja Árabe Siria en el campamento de Al Hol:
Restablecimiento del contacto entre familiares
Visitas a personas detenidas
|
LEA MÁS SOBRE LA CRISIS EN SIRIA:
Para más información:
Sara Alzawqari, CICR, Beirut, + 961 3 138 353
Jenny Tobias, CICR, Ginebra, +41 79 447 37 26
Matthew Morris, CICR, Londres, +44 7753 809471
Frederic Joli, CICR, París, +33 6 20 49 46 30
Galina Balzamova, CICR, Moscú, +7 903 545 35 34
Elizabeth Gorman Shaw, CICR, DC, +1 202 361 1566
Pat Griffiths, CICR, Canberra, +61 418 485 120