Mujeres de Siria
Seis años de enfrentamientos han llevado muerte y destrucción a Siria. Las consecuencias para las mujeres en ese país han sido particularmente brutales. Muchas de ellas han quedado como único sostén de familia.
Sureste de la ciudad de Aleppo, Jibreen. El CICR y la Media Luna Roja Árabe Siria visitan los refugios colectivos para evaluar y monitorear las necesidades humanitarias. CC BY-NC-ND / CICR / S. ARABISHI
Durante los últimos años en Siria, las mujeres han tenido que sufrir particularmente las penurias de la guerra. En muchos casos se han convertido de la noche a la mañana en sostén de la familia, tras perder a maridos, padres y/o hijos.
Su acceso a la asistencia médica es muy limitado, justamente cuando su propia salud y la de sus familiares es sumamente frágil. No obstante, las mujeres suelen ser las que sostienen la resiliencia de familias y comunidades, al intentar mantener a sus familias saludables, alimentadas y juntas.
Huyendo de la destrucción de #Guta Oriental, #Siria, estas mujeres y niños se van apenas con lo que pueden cargar.
— CICR (@CICR_es) 14 March 2018
Muchos se han refugiado en sótanos durante semanas con poca comida, agua o medicinas.
El miedo y la pérdida que han experimentado es inimaginable. Vía @PMaurerICRC pic.twitter.com/lg82tsPacD
En marzo de 2019 visitamos el campamento de Al Hol, y constatamos que las mujeres y los niños que llegan allí no han dormido, tienen hambre y frío y se encuentran en estado de conmoción. Cada grupo de personas que llega parece estar en peor estado que el anterior.
Los recién llegados, incluidas las familias con lactantes, deben dormir a la intemperie expuestos al frío y a la lluvia, protegidos solamente por unas mantas colgadas de las vallas.
En el campamento de refugiados de Al Hol, en Siria, miles de familias viven desde hace meses o años porque no tienen a dónde ir.
— CICR (@CICR_es) March 15, 2019
Abrimos allí una cocina comunitaria y brindamos agua potable, junto con la Media Luna Roja Árabe Siria.
Pero estas no son condiciones de vida dignas.
Historias de mujeres sirias refugiadas
Nejmé, 14 años. Refugiada siria en Líbano
En un asentamiento de refugiados improvisado en Ketermaya, Líbano, Nejmé enseña lectura, escritura, matemática y ciencia a un animado grupo de niños. Esta resiliente joven mujer de las afueras de Damasco ofrece clases al aire libre como una pequeña pero positiva distracción para los niños de corta edad, algunos de los cuales han pasado la mitad de su vida huyendo de los horrores de la guerra. "Con estas clases, espero ayudarles a olvidar sus problemas y la pérdida de sus seres queridos", explica.
Kadija, 44 años. Refugiada siria en Irak
Con cuatro hijos, Kadija lucha por mantener a su familia en Erbil, Irak. Allí, más de 80.000 sirios se han instalado donde han encontrado un techo: en garajes, edificios en construcción, asentamientos informales o pequeños apartamentos. "Sobrevivimos porque nuestros vecinos iraquíes nos dan comida al menos dos o tres veces por semana", cuenta.
Las mujeres son absolutamente imprescindibles a la hora de dar esperanza y permitir que sus familias salgan adelante en las situaciones más difíciles.
Tadateru Konoé, presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Estas mujeres trabajan duro cocinando en un comedor de la @SYRedCrescent en Dumair, #Siria. Aquí se alimentan unas 50 familias desplazadas. pic.twitter.com/1eVaRjdTmZ
— CICR (@CICR_es) 30 May 2017
Un grupo especialmente vulnerable son las mujeres embarazadas atrapadas en el conflicto sirio: se encuentran en riesgo permanente a causa de la malnutrición, la falta de acceso a servicios de obstetricia adecuados y otros factores. Otras madres deben huir con niños pequeños tras quedarse solas. A veces conocen el destino -fatal- de sus esposos, pero otras veces ni siquiera saben qué suerte han corrido sus compañeros, ni si algún día los volverán a ver.
La historia de Fatma
Después de que su esposo fuera arrestado a principios de 2013, Fatma huyó de la conflictiva Siria hacia Líbano junto con sus cuatro hijos, de entre 4 y 9 años. Tras una larga y peligrosa travesía, ahora vive con una familia libanesa que la ha albergado a ella y a sus pequeños. No ha sabido de su marido desde entonces. Fatma sueña con poder volver a Siria y ver a su familia reunida: