Fomentar el autoabastecimiento de la población del norte de Malí
Durante los últimos años, la vida no ha sido fácil para la población del norte de Malí. Las cosechas se perdieron debido a las sequías y las inundaciones, y hay dos millones de personas afectadas por la escasez de alimentos. Las perturbaciones en la economía han desatado la violencia política, que a su vez ha llevado a numerosos malienses a abandonar sus hogares. El CICR ayuda a las comunidades en el norte de Malí a alcanzar el autoabastecimiento, para lo cual vacuna el ganado y distribuye alimentos, semillas y artículos domésticos esenciales.
"Cuando las personas huyen de sus aldeas, es posible que terminen en un lugar más seguro, pero se hallan en la indigencia más absoluta. Ya no pueden dedicarse a la agricultura ni alimentar su ganado. Tampoco pueden ir al mercado, ya que los suministros se agotan y la actividad económica disminuye", explica Jean-Pierre Nereyabagabo, coordinador del programa de seguridad económica del CICR en Malí. Nos reunimos con Jean-Pierre para hacerle algunas preguntas.
¿Cómo está la situación ahora, tras el regreso de las lluvias?
Aunque este año hubo abundantes precipitaciones, no se han distribuido parejamente en todo el país. En partes de Gao, Timbuctú y Mopti, las copiosas lluvias han causado inundaciones y destruido viviendas y cultivos, mientras que en Salaam, Faguibine y partes de Kidal, no hubo suficientes lluvias para restablecer la humedad de los suelos resecos, por lo cual resultó difícil encontrar pasturas para el ganado.
¿Cómo fue la cosecha de este año?
En comparación con el año pasado, la cosecha de este año ha sido un poco mejor, sobre todo en las zonas vecinas a Timbuctú, donde se cultiva el arroz. Sin embargo, los cultivos que dependen de las lluvias, como el sorgo y el mijo, no tuvieron buenos resultados, y las cosechas de la mayoría de los productos de huerta alcanzaron sólo un nivel medio, en el mejor de los casos. Por consiguiente, un creciente número de personas afronta dificultades a la hora de obtener alimentos.
Entre marzo y junio de 2015, el número de personas que tienen dificultades para alimentarse aumentó en 220.000. Se estima que en el norte de Malí hay hay más de dos millones de personas afectadas por la escasez de alimentos.
¿Cómo hacen frente a la situación las poblaciones?
Las comunidades empobrecidas afrontan condiciones meteorológicas desfavorables; cada vez dependen más las unas de las otras. Las que logran encontrar alimentos los comparten de buena voluntad con las otras. Eso lo hemos visto con nuestros propios ojos: cuando distribuimos alimentos entre grupos particularmente vulnerables, éstos comparten lo que tienen con el resto de la comunidad.
¿Cómo ayuda el CICR a estas comunidades?
A fin de ayudar a las comunidades a autoabastecerse, decidimos concentrarnos en fortalecer su capacidad de cultivar productos alimenticios y criar ganado. Distribuimos piensos y, sólo entre marzo y julio, vacunamos a casi dos millones de animales contra la peste ovina, la perineumonía contagiosa bovina, la fiebre esplénica y la viruela ovina.
Distribuimos artículos básicos entre los desplazados más vulnerables, las personas que regresaban a sus lugares de origen y las personas damnificadas por las inundaciones. Entre abril y agosto, proporcionamos más de cuatro mil paquetes que contenían lonas impermeables, mosquiteros impregnados, esterillas, mantas, utensilios de cocina, baldes, ropa, jabón y productos para la higiene femenina.
Además, durante la temporada de carestía, proporcionamos semillas y distribuimos ayuda alimentaria a los agricultores más vulnerables, a fin de permitirles concentrarse en sus cultivos y en su ganado para poder llegar a autoabastecerse.