Honduras: migración y desplazamiento

El CICR trabaja con la Cruz Roja Hondureña y las autoridades locales para promover los derechos de las personas migrantes y garantizar que se satisfagan sus necesidades básicas, independientemente de si están en tránsito, si retornaron o fueron deportadas. Apoyamos a los migrantes retornados a través de los Centro de Atención al Migrante Retornado (CAMR) de Omoa, con atención prehospitalaria, facilitación de llamadas telefónicas, distribución de agua y kits de higiene e identificación y atención de casos con necesidades de protección.
Para que se comprendan y respeten los derechos de las personas migrantes, tanto de los hondureños retornados como de migrantes en tránsito, incluso de otros continentes, y con el fin de promover políticas públicas adaptadas a las necesidades de esta población, trabajamos en estrecha colaboración con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y su Dirección de Protección al Hondureño Migrante, además del Instituto Nacional de Migración (INM).
Nuestra intención es reducir los peligros que acechan a las personas desplazadas internamente y brindarles soluciones duraderas que les permitan avanzar con su proyecto de vida.
En 2019, trabajamos de la mano de las autoridades para definir un marco jurídico en materia de desplazamiento y migración. También asesoramos en la realización de un proyecto piloto para la atención a migrantes retornados con necesidades de protección implementado por la Secretaría de Derechos Humanos (SEDH). Asimismo, brindamos asesoramiento y acompañamiento para la elaboración del Anteproyecto de Ley para la Atención y Protección de Personas Desplazadas Internas por la Violencia de la CIPPDV, presentado en marzo ante el Congreso Nacional.
María sacó adelante a sus hijos gracias a la ayuda de sus padres. Buscando mejores oportunidades para ellos, decidió dejar suhogar en Honduras y emprender la ruta migratoria, pese a los peligros. A través del programa de Restablecimiento del Contacto entre Familiares, que ejecutamos de la mano de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja, María pudo comunicarse con su familia, volver a hablar con sus hijos y contarles que estaba bien. CICR/J. Cornejo
Tengo 33 años y viajo sola (...) Es muy difícil, porque ya tengo más de un mes de no ver a mis hijos, pero hay que echarle ganas. Yo quiero darles una vida mejor a ellos.
Acceso a la salud
Facilitamos el acceso a servicios de salud para los migrantes retornados a Honduras. En colaboración con la Secretaría de Salud, se establecieron clínicas en los Centros de Atención al Migrante Retornado (CAMR) de Omoa y de San Pedro Sula. Además, colaboramos con la Secretaría de Salud para la elaboración de una guía sobre salud y migración que será implementada en los centros donde se brinda atención médica a personas migrantes.
Apoyamos al CAMR de Omoa con la contratación de una psicóloga que identifica las necesidades en salud mental de los migrantes, brinda una primera atención psicológica y deriva los casos al sistema de salud, prestando particular atención a las personas que requieren protección. También fortalecimos la respuesta a personas desplazadas a través de la Red Nacional de Apoyo Psicosocial y en Salud Mental.
Con frecuencia, los migrantes retornados con discapacidad tienen necesidades de apoyo físico y psicológico y requieren oportunidades para reintegrarse a la vida productiva. El programa de rehabilitación física del CICR, en convenio con los centros de rehabilitación Teletón en San Pedro Sula y Fundación Vida Nueva en Choluteca, ofrece a estos migrantes el acceso a un tratamiento completo que incluye terapias, entregas de prótesis y órtesis, y atención psicológica para que recuperen la movilidad y logren reinsertarse laboralmente con más facilidad.
Karen y sus dos hijos tuvieron que dejar su casa tras el asesinato de su esposo. Pese al miedo a las amenazas, trataron de rehacer su vida en Honduras. Finalmente, ella decidió migrar y luego fue retornada a su país. Ahora, es beneficiaria del programa de atención a personas desplazadas del CICR.
Tuve que abandonar mi hogar, donde viví más de diez años junto a mis dos pequeños. A mi esposo lo mataron las pandillas por negarse a seguir pagando la extorsión. Hice la ruta migratoria y me devolvieron desde México: primero fui desplazada y después migrante, y ahora estoy de nuevo en Honduras sin poder volver a mi comunidad de origen.