"Me gusta mucho el ajedrez porque me ayuda a desarrollar la mente, mis habilidades para la gestión del tiempo y la paciencia", dijo la niña el 16 de julio, luego de haber ganado una de las nueve rondas del torneo de ajedrez llevado a cabo en Al Jib, al noroeste de Jerusalén. "Soy la campeona de la categoría de seis años y voy a participar en una competencia internacional de ajedrez en Dubái la semana próxima. ¡Estoy tan feliz de representar a Palestina en mi categoría!
"Noruega 2014 fue un campeonato interesante, con participantes de todo el mundo. Los jugadores estaban bien preparados y sus entrenadores estaban allí para brindarles apoyo. Participaron ciento cincuenta países y logramos que Palestina avance diez posiciones en el ranking mundial. Fue un muy buen resultado si se tiene en cuenta que disponemos de recursos limitados", dijo Yara.
"El ajedrez es un mundo completamente distinto. Se puede jugar en el rol que uno quiera si se cuenta con las habilidades para hacerlo. Brinda la oportunidad de ser líder, y para los palestinos también transmite un mensaje importante, la compleja realidad en la que vivimos", dijo la hermana mayor Aseel (centro) de diecinueve años. Para Rahaf (derecha) de catorce años, “el ajedrez simboliza la realidad de los palestinos. Es un juego inteligente y nos ayuda a desarrollar nuestras capacidades y habilidades. También nos permite alzar la voz de los palestinos y transmitir nuestro mensaje al mundo entero. Al mismo tiempo, sentimos la igualdad en este juego, ya que hombres y mujeres juegan sin discriminación."
"Me encanta este juego porque me ayuda a desarrollar mi forma de pensar a nivel personal y profesional y mi personalidad".
"El ajedrez es un juego de reyes y hay que ser inteligente para jugarlo", explicó. "Ayuda a los niños a comportarse mejor y puede influir en sus vidas de manera positiva."
Comenzó a jugar al ajedrez hace dos meses. "Juego al ajedrez porque es divertido. Uso la estrategia de tocar y mover y no me gusta cuando me quedo trabada y no logro descifrar cuál es el movimiento siguiente. Siempre juego para ganar por jaque mate."
"En este juego se trata de aplicar la inteligencia. Durante el juego intento no ponerme nervioso, pero la peor parte es cuando se pierde. Cuando me ocurre eso, siempre trato de aprender de mis errores. No hay diferencia entre niños y niñas en este juego, pero cuando juego contra una mujer me preocupa que a veces lloran cuando pierden. Eso no afecta mi juego, yo solo juego para ganar, pero no me gusta que la gente piense que la hice llorar".
“Juego al ajedrez desde hace un año", dice la niña. "Me gusta el ajedrez y juego mucho en casa. Incluso le enseñé a mi papá, así puede jugar conmigo."
"Solía jugar mucho en la computadora, luego en la escuela el maestro nos dijo que podíamos inscribirnos en un curso, y juego desde entonces. Cuando juego al ajedrez, pienso en la persona que tengo enfrente. Observo sus movimientos e intento ganar. Mis padres me apoyan y el juego es divertido y estimulante a nivel intelectual."
Un torneo de ajedrez organizado recientemente para fomentar la expresión y la estimulación intelectual como alternativas a la violencia reunió a 76 jugadores, incluidos numerosos niños y adolescentes.
El torneo formó parte de una serie de actividades para la juventud que el CICR inició en Jerusalén en 2016.
Además de brindar alternativas a la violencia, nuestras actividades juveniles crean conciencia acerca de nuestro trabajo y de los tres principios fundamentales que sirven de guía para llevarlo a cabo: humanidad, neutralidad e imparcialidad.
"El ajedrez requiere inteligencia, voluntad, fuerza y resistencia. Estos aspectos psicológicos contribuyen al desarrollo de la personalidad de los estudiantes, ya que aún son jóvenes. Los ayuda a convertirse en líderes, a tomar las decisiones correctas, a encontrar formas de desarrollarse, a ser más independientes y a tomar decisiones bajo presión", afirmó la entrenadora de ajedrez juvenil Diaa' Ahmed Al Faqieh.
El torneo fue organizado por la Federación Palestina de Ajedrez y los clubes deportivos juveniles de Qattana y Al Jib. Con el título "Juntos por la Humanidad", contó con el patrocinio del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Otras actividades para los jóvenes incluyeron una obra interpretada por la Escuela de Circo Palestino en el teatro El-Hakawati, que hizo sonreír a los niños de Jerusalén, donde muchos se ven forzados a crecer demasiado rápido.