Myanmar: seis meses de crisis en Rakhine

  • Irse de casa
    Irse de casa
    En Maungdaw, en la playa Alal Than Kyaw, hombres, mujeres y niños esperan que los barcos crucen hacia Bangladesh. Fabrican refugios temporales con todo tipo de material que encuentran, como mantas, tapetes y lonas.
    CC BY-NC-ND / CICR / Hla Yamin Eain
  • Satisfacer las necesidades básicas
    Satisfacer las necesidades básicas
    En otro cruce de frontera, en la playa Pa Nyaung Pin Gyi —desembocadura del río Naf—, un grupo de hombres hace fila bajo un sol abrasador para recibir alimentos y agua. La Cruz Roja distribuye alimento y agua entra las familias que esperan para cruzar la frontera en varios sitios diferentes.
    CC BY-NC-ND / CICR / Hla Yamin Eain
  • Material para partos seguros
    Material para partos seguros
    Entregamos material para partos seguros a un grupo de mujeres embarazadas que esperaban para cruzar hacia Bangladesh, en la playa Ale Than Kyaw. Cada conjunto de artículos contiene jabón limpio, placas de plástico, vendas, guantes e información sobre el proceso de parto y los cuidados de los recién nacidos.
    CC BY-NC-ND / CICR / Sarah Avrillaud
  • Escuchar con compasión
    Escuchar con compasión
    No toda la asistencia consiste en proporcionar elementos tangibles. Algunas veces, las personas necesitan ser escuchadas y compartir sus problemas. En la playa Alal Than Kyaw, en Maungdaw, el personal de la Cruz Roja escucha las desgracias de las personas.
    CC BY-NC-ND / CICR / Hla Yamin Ein
  • Recorrer distancias enormes
    Recorrer distancias enormes
    Brindar asistencia en las áreas más remotas no siempre resulta según lo planificado, sobre todo, si llueve. En los últimos seis meses, en el norte de Rakhine, más de doscientos empleados de la Cruz Roja viajaron en camión y automóvil, en barco o a pie para llegar hasta las personas que más necesitaban ayuda.
    CC BY-NC-ND / CICR / Hla Yamin Eain
  • Volver a casa
    Volver a casa
    La ayuda recibida puede ser de distinta índole, incluida la asistencia en efectivo sin condiciones. Aquí, una mujer y un niño de Buthidaung Jetty, en el estado de Rakhine, reciben un pasaje en barco para regresar a su casa cuando cese la violencia.
    CC BY-NC-ND / CICR / Hla Yamin Eain
  • Atrapados por la violencia
    Atrapados por la violencia
    La niña fue una de los cientos de personas que habían quedado atrapadas en la aldea Baw Tu Lar debido al conflicto. Distribuimos alimento y artículos de higiene a su familia y a muchas otras personas que no tenían alimento porque los mercados estaban cerrados.
    CC BY-NC-ND / CICR / Slthi Nyein
  • Una mano solidaria
    Una mano solidaria
    Un hombre de la comunidad local repara un puente en el camino hacia la aldea Min Kha Maung, en el estado de Rakhine. Tuvo la amabilidad de colaborar para que nuestros camiones pudieran cruzar. Es común que los miembros de la comunidad tengan un papel protagónico a la hora de mejorar la infraestructura del lugar y las condiciones de vida.
    CC BY-NC-ND / CICR / Hsu Yee Hnin
22 febrero 2018

El 25 de agosto de 2017, una escalada de violencia en el norte del estado de Rakhine provocó el éxodo de seiscientas ochenta y ocho mil personas, que huyeron y cruzaron la frontera con el vecino país de Bangladesh. Esas personas cruzaron por tierra, río y mar, y llevaron consigo sus bienes más preciados: en algunos casos, transportaron a familiares que no podían caminar por sí mismos.

Nadie pudo haber previsto la magnitud de esta crisis. La violencia dejó secuelas profundas en todas las personas que vivían en el norte del estado de Rakhine. La actividad de los mercados quedó interrumpida, el acceso a escuelas y clínicas fue cortado, se perdieron los medios de subsistencia y las personas fueron desplazadas. Las aldeas fueron incendiadas y quedaron reducidas a cenizas. La estructura de muchas comunidades cambió para siempre.

Durante ese período, el Movimiento de la Cruz Roja estuvo al frente de la respuesta humanitaria y proporcionó alimento, atención médica, efectivo y otras formas de asistencia a más de doscientas mil personas. Más de doscientos empleados del Movimiento viajaron a pie, en automóvil, en camión y en barco para poder llegar hasta las comunidades más remotas. La necesidad de asistencia humanitaria sigue siendo muy grande.

En algunas zonas, hoy existe una relativa calma y estabilidad, mientras que, en otras, persiste el estado de tensión. Muchos pobladores continúan huyendo; los que tuvieron que quedarse se sienten nerviosos e intranquilos acerca de su futuro.
El Movimiento de la Cruz Roja está comprometido en brindar asistencia a largo plazo para las comunidades a fin de ayudarlas a recuperarse de los acontecimientos sucedidos durante los últimos seis meses.