Kiev (CICR) – Conduciendo hacia Kiev esta semana, los signos de conflicto aumentaron. Primero, filas de vehículos marchándose; luego, los edificios bombardeados; y, finalmente, una ciudad capital que se queda en silencio. Conocimos a un médico que mudó a su esposa e hijo a su hospital en Kiev luego de que su apartamento fuera destruido. Él continuó trabajando mientras su hijo asistía a las clases virtuales de la escuela. Las imágenes nuevas y desoladoras de Mariupol reafirman el hecho de que los estragos que causan los conflictos son peores para las personas civiles.
Esta semana estoy en Kiev para hacer una petición urgente a las partes en este conflicto. Está en su poder actuar ahora para que las personas civiles y quienes ya no participan de estos enfrentamientos tengan una verdadera tregua.
Insto a las partes a que hagan todo lo posible para, de a poco, aliviar el sufrimiento, como el destello de esperanza que vimos esta semana en Sumy, cuando trabajadores humanitarios neutrales de la Cruz Roja de Ucrania y del CICR ayudaron a miles de personas –niños, abuelos, pacientes– a salir del peligro. Es un atisbo de humanidad imperiosamente necesario. Pero me entristece que los niños estén subiendo a autobuses sin rumbo conocido en lugar de tomar el autobús a la escuela.
La devastación causada por este conflicto ha sido enorme. Incluso sin un alto el fuego, hay medidas prácticas que las partes deben tomar ahora en cumplimiento del derecho internacional humanitario para limitar el sufrimiento de las personas civiles:
- Acuerdos concretos que permitirían una salida segura de ciudades como Mariupol. Debe posibilitarse a las personas civiles una salida de las zonas de violencia. Deben acordarse detalles específicos de amplio consenso.
- Permitir el acceso de la ayuda humanitaria. Las partes están obligadas, en virtud del derecho internacional humanitario, a procurar que las personas bajo su control tengan acceso a la asistencia, o a permitir la llega de ayuda.
- Procurar que quienes no son parte en los enfrentamientos estén protegidos, donde sea que estén, ya sea en sus hogares o mientras viajan, independientemente de que estén o no en los llamados corredores humanitarios.
- Preservar de los ataques a las infraestructuras civiles como hospitales, escuelas, instalaciones sanitarias e infraestructura eléctrica.
- Tratar a los prisioneros de guerra y a las personas civiles detenidas con dignidad. Están protegidos contra los malos tratos y la exposición a la curiosidad pública, incluidas las imágenes en las redes sociales. Los Convenios de Ginebra también garantizan el acceso del CICR a las personas detenidas.
Durante esta visita a Ucrania me reuní con el primer ministro Denys Shmyhal, la viceprimera ministra Iryna Vereshchuk, el ministro de Defensa Oleksii Reznikov, el ministro de Infraestructura Oleksandr Kubrakov y el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, para analizar las necesidades humanitarias. También me reuní con los miembros de los equipos especializados en la Cruz Roja de Ucrania, y con mis colegas del Comité Internacional de la Cruz Roja. Siento un profundo orgullo por la asistencia vital que prestan a las personas que la necesitan.
El CICR lleva ocho años prestando asistencia en Ucrania, ayudando a aliviar el sufrimiento en Donbas. Pude verlo en persona durante mi última visita a Lugansk y Donetsk. No dejaremos de hacerlo ahora. En este momento estamos ampliando la ayuda a gran escala. Esta semana llegaron al país más de 200 toneladas de socorros, entre ellos material sanitario, miles de mantas, artículos de cocina y lonas. Docenas de personal adicional se han desplegado en la región, como trabajadores de la salud, especialistas en contaminación por armas, ingenieros, encargados de logística, entre otros, que pueden traer un alivio valioso e inmediato para las necesidades de las personas.
Las personas civiles afectadas por el conflicto armado internacional entre Rusia y Ucrania están aterrorizadas ante lo que les depara el futuro. Hay familias que se refugian en sótanos sin calefacción sabiendo que sus barrios ahora son líneas del frente. Hay mujeres y niños que caminan en el frío buscando refugio. Esta crisis desatada luego de ocho años de conflicto se profundiza permanentemente.
Hoy, la ciudad de Kiev está vacía, pero la mayoría de quienes viven acá y están ocultos tienen agua corriente, electricidad y acceso a la asistencia médica. En demasiadas ciudades, las familias están atrapadas y tienen dificultades para conseguir agua y alimento suficiente para sobrevivir.
El sufrimiento en Mariupol no debe convertirse en el futuro de Ucrania.
Para más información:
Crystal Wells (inglés), +41 77 963 7574
cwells@icrc.org
Jason Straziuso (inglés, francés), +41 79 949 3512
jstraziuso@icrc.org
Chris Hanger (inglés, francés, alemán)
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