República Democrática del Congo: los desplazados regresan para reconstruir sus vidas
En 2012 y 2013, miles de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares en el territorio de Malemba Nkulu- en la zona norte de Lomami (República Democrática del Congo), como resultado de la violencia y de los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y los grupos armados. Después de haberse refugiado en el monte durante más de un año, los desplazados comenzaron a regresar a sus pueblos. Ahora, están tratando de superar su terrible experiencia y de reconstruir sus vidas.
"Vinieron hombres armados e incendiaron todas nuestras casas," dice Mulongo Misha, jefe de la aldea de Kampemba. "Destruyeron todo, incluso nuestros campos", añade Ngoy Koza, jefe de las tierras de la aldea de Kansonge. "No teníamos nada para comer."
Sin acceso al agua potable, muchos se enfermaron y aumentó la tasa de mortalidad. "Las condiciones eran difíciles en el monte" explica Adolphine*, de la aldea de Kafumbe. "Para cuando regresamos a nuestros pueblos, muchas personas estaban enfermas y muchas otras murieron."
En la mayoría de las aldeas, no había suficientes instalaciones médicas en funcionamiento para cuidar de los enfermos. "Nuestros dispensarios se habían quedado sin medicamentos y otros insumos", explica Gaspar Mwenge, jefe de la aldea de Kafumbe. "Para recibir atención médica, había que viajar 100 kilómetros hasta Mulongo."
Las escuelas no se salvaron de la violencia. "¡Hasta robaron los libros de la biblioteca!" exclama Kyungu Bondo, un maestro de Kafumbe. Marie*, del mismo pueblo, añade: "Los niños se retrasaron en su educación debido a lo que pasó. Hay jovencitas de diecisiete años de edad que todavía están en el tercer año de la escuela primaria".
A finales de 2014, las personas comenzaron a regresar a sus pueblos y la ola de retornos continuó al año siguiente. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) respondió a las necesidades más urgentes de los habitantes mediante la distribución de artículos domésticos esenciales, entre ellos lonas, mantas, esteras para dormir y utensilios de cocina. Además, proporcionó semillas para que la población pudiese reanudar la producción agrícola.
El CICR también reparó puentes para reducir el aislamiento y facilitar la libre circulación de personas y mercancías. "Fue difícil llegar hasta los campos para traer mandioca", dice Marceline*, del pueblo de Kibambo. "Utilizábamos canoas y, a veces, zozobraban." Kasongo Ndombe, una enfermera del centro de salud de Kibambo, recuerda que "había que pagar para traer medicamentos al pueblo".
Los habitantes del territorio de Malemba Nkulu comenzaron de nuevo y, poco a poco, la vida vuelve a la normalidad. Sin embargo, siguen preocupados por la seguridad, ya que creen que sigue siendo inestable. "Puede parecer que estamos en paz, pero todavía tenemos que estar en guardia", dice Ngoy Koza, jefe de las tierras de la aldea de Kansonge. "Nunca se sabe cuándo pueden volver a estallar las hostilidades."
*Nombres ficticios
Desde 2013, el CICR ha proporcionado la siguiente ayuda en el territorio de Malemba Nkulu:
- artículos domésticos esenciales y semillas para 2.334 familias que viven en Kongolo, Nkema y Kansonge, y en sus alrededores;
- artículos domésticos esenciales para 1.575 familias que viven en Kipya, Kibambo, Kizeti y Kamudjilo, y en sus alrededores;
- semillas para 3.158 familias que viven en Kamudjilo, lumbulë, Kibindji y Lukushi, y en sus alrededores.
- El CICR también presta apoyo al centro de salud y al servicio de maternidad de Kafumbe, que atienden a más de 7.600 habitantes de cinco aldeas, y al centro de salud de Kansonge, del que dependen 10.975 habitantes de otras 10 aldeas.
Además, el CICR acaba de terminar su primer proyecto de abastecimiento de agua potable en Kansonge. Los cinco puntos de agua recientemente construidos proporcionan suficiente agua para satisfacer las necesidades de 12.500 personas.