Reunión de los Estados partes en la Convención sobre Armas Biológicas - 2017

06 diciembre 2017

 

Reunión de los Estados partes en la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) y toxínicas y sobre su destrucción, 4 a 8 de diciembre de 2017, Ginebra. Declaración del CICR.

Los esfuerzos por prohibir las armas biológicas por medio del Protocolo de Ginebra de 1925 y de la Convención sobre las armas biológicas (CAB) han tenido resultados muy satisfactorios. La CAB goza de adhesión casi universal, con 179 Estados partes.

Hoy, la prohibición del uso de armas biológicas constituye una norma del derecho internacional humanitario consuetudinario y es vinculante para todas las partes en todos los conflictos armados, incluidos los grupos armados no estatales.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) da la bienvenida a Samoa, el Estado parte más reciente en la CAB, e insta a los 17 Estados que aún no lo han hecho a ratificar o adherirse a la Convención sin demora. No puede haber ninguna razón para permanecer fuera de la CAB y todos los Estados deberían poder cosechar los beneficios y protecciones que ofrece. Asimismo, el CICR exhorta a los Estados que aún mantienen reservas al Protocolo de Ginebra a que las retiren, puesto que la prohibición del uso de armas biológicas se aplica en todas las circunstancias.

Pese a sus éxitos en materia de universalidad y adhesión, la CAB ha tenido dificultades para adaptarse a los cambios en las circunstancias y mejorar el nivel de implementación. Esta situación se puso de manifiesto en la Conferencia de Examen del año pasado, en la que no fue posible alcanzar un consenso respecto de un programa de trabajo entre sesiones. Mientras tanto, los desarrollos científicos y tecnológicos avanzan a ritmo acelerado, y se pierden oportunidades para fortalecer las salvaguardias del mundo contra el envenenamiento y la propagación intencional de enfermedades.

Esta reunión ofrece otra oportunidad para lograr progresos sobre temas sustanciales y establecer un programa de trabajo efectivo para 2018 y más allá que refleje la importancia de proteger a la humanidad contra los atroces efectos de las armas biológicas.

Estas actividades pueden sustentarse en otros debates recientes. Por ejemplo, el CICR participó con satisfacción en la conferencia "Desafíos a la seguridad biológica mundial: problemas y soluciones", organizada por la Federación de Rusia y celebrada en Sochi en noviembre de 2017. También acogió con agrado la declaración conjunta de Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos, en la cual esos países reconocieron la importancia de reforzar la CAB y de acordar un programa de trabajo para 2018.

En la declaración conjunta y en los numerosos documentos de trabajo presentados por los Estados partes para la Conferencia de Examen de 2016 y para esta reunión de los Estados partes, se propusieron varios ámbitos de trabajo para el futuro. En opinión del CICR, hay cuatro esferas de trabajo clave que es necesario acometer para fortalecer las prohibiciones de la CAB.

En primer lugar, los Estados partes deberían examinar toda la gama de ideas y de enfoques posibles acerca de la supervisión del cumplimiento, incluida la consideración de medidas de verificación, con miras a la elaboración de medios efectivos para supervisar y evaluar el cumplimiento con las normas de la CAB.

En segundo lugar, los Estados partes deben estar preparados para responder y prestarse asistencia recíproca en el caso de que se empleen armas biológicas, incluso mejorando las capacidades necesarias para asistir a las víctimas. Por consiguiente, otro ámbito de trabajo debería ser la puesta en práctica del artículo VII mediante actividades encaminadas a fortalecer la capacidad de respuesta donde sea necesario, mejorar la coordinación entre quienes despliegan la respuesta y encarar los obstáculos a la provisión de una respuesta efectiva.

El CICR presentó un documento de trabajo al Comité Preparatorio de 2016 (Documento de trabajo 39), en el que hizo hincapié en las dificultades que se evidenciaron en la respuesta humanitaria internacional al brote de ébola que se produjo entre 2014 y 2016. Asimismo, identificó las enseñanzas adquiridas al enfrentar ese brote natural, que podrían emplearse para mejorar la respuesta en caso de un ataque deliberado.

En este contexto, recientemente se hicieron otros esfuerzos útiles para analizar los desafíos y necesidades relacionados con la coordinación internacional necesaria para responder a la liberación intencional de agentes biológicos. Entre esas actividades se cuenta una reunión celebrada en septiembre en Wilton Park (Reino Unido) y un ejercicio interinstitucional de simulación realizado en octubre en Ginebra y dirigido por la Unidad de Apoyo a la Implementación de la CAB. El CICR también alienta a los Estados a mejorar y adaptar los mecanismos nacionales de respuesta que reforzarían las protecciones contra brotes de enfermedades tanto naturales como causados intencionalmente.

En tercer lugar, es necesario contar con un mecanismo eficaz en la CAB para evaluar las consecuencias de los avances científicos y tecnológicos. Ese mecanismo debería permitir que los Estados se mantengan a la par de los avances que podrían introducir riesgos nuevos con respecto al uso hostil de la biotecnología y, a la vez, asegurar que la investigación biológica con fines pacíficos siga su curso sin obstáculos.

En cuarto lugar, el CICR reitera la necesidad de apoyar los esfuerzos destinados a garantizar la implementación nacional efectiva de la CAB. Desde el punto de vista jurídico, así como por razones de salud y seguridad públicas, los Estados partes deben velar por que sus leyes internas reflejen sus obligaciones internacionales e implementar medidas apropiadas en materia de seguridad biológica, protección biológica, control de exportaciones y cumplimiento. Con anterioridad, el CICR elaboró leyes modelo de aplicación junto con el Centro de Verificación de Investigaciones, Capacitación e Información (VERTIC) y puede brindar ayuda a los Estados en ese sentido.

Hemos visto los efectos devastadores que las pandemias de enfermedades infecciosas que se producen de manera natural tienen en la salud pública, el bienestar económico y la seguridad nacional e internacional, así como el desafío que representa la organización de una respuesta humanitaria eficiente y coordinada. Ello debería bastar para convencer a los Estados partes de que deben tomarse en serio sus responsabilidades individuales y colectivas para prevenir la propagación deliberada –o accidental– de enfermedades.

El CICR insta a los Estados partes a aprovechar la oportunidad que presenta esta reunión y acordar un programa de trabajo que refleje un esfuerzo amplio para asegurar que los procesos vitales que forman el núcleo de la existencia humana jamás sean manipulados con fines hostiles.