Visita a Afganistán: hospitales de ambas partes en el conflicto evidencian las necesidades del sistema de salud

Visita a Afganistán: hospitales de ambas partes en el conflicto evidencian las necesidades del sistema de salud

Del 8 al 11 de noviembre, el director general del CICR, Robert Mardini, hizo su primera visita en el cargo a Afganistán. El CICR presta ayuda desde hace más de cuatro décadas a las personas que sufren las consecuencias de la guerra en ese país. El señor Mardini expuso algunas de sus reflexiones al finalizar el viaje.
Artículo 12 noviembre 2020 Afganistán

Es una importante señal que Afganistán sea el primer país que visite en mi nuevo cargo como director general del CICR. Es una señal del compromiso del CICR con el país, pero también de las permanentes necesidades de la población afgana, que sufre los efectos de décadas de conflicto.

La pandemia mundial de COVID-19 ha sumado una amenaza mortal a una población ya desgastada por otras crisis y, lamentablemente, ha dificultado incluso más la obtención de fondos para ayudar a las personas necesitadas. Muchos gobiernos donantes están preocupados principalmente por sus problemas internos, ya que la pandemia ha generado una crisis económica mundial.

En vísperas de la conferencia de promesas por Afganistán, que se celebrará en Ginebra los días 23 y 24 de noviembre organizada por la Organización de las Naciones Unidas y los gobiernos de Finlandia y la República Islámica de Afganistán, esta visita me permite resaltar ante los donantes la urgencia de obtener fondos adecuados y sostenibles para los programas humanitarios.

Durante mi viaje, me reuní con autoridades, representantes de la sociedad civil y personas afectadas de ambas partes en el conflicto. He planteado nuestras graves preocupaciones a todas las partes en relación con el enorme impacto que el conflicto en curso tiene en la población civil.


En las últimas semanas, ha quedado claro que, incluso mientras se mantienen conversaciones por la paz, las hostilidades se han intensificado en Afganistán y han provocado un aumento del número de personas heridas por armas que ingresan en los hospitales. Según el personal de hospitales de ambas partes en el conflicto, por ejemplo, en Helmand, Kandahar o la provincia de Ghazni, cientos de heridos ingresaron el último mes, incluido un número significativo de civiles.

También queda claro que, tras cuatro décadas de conflicto armado en Afganistán, el sistema de salud ha quedado incapacitado para hacer frente a la magnitud de las necesidades. Como la pandemia de COVID-19 suma una amenaza mortal, el acceso a la atención de salud se ha convertido en una de las necesidades humanitarias más apremiantes del país.

Pude comprobarlo directamente, cuando visité el hospital distrital de Andar y el hospital provincial de Ghazni, establecimientos sanitarios dirigidos por las autoridades de ambas partes en el conflicto. Al hablar con personal y autoridades de salud de ambas partes, me impresionó más lo que tienen en común que lo que las aleja. Las necesidades en materia de salud son críticas en todos lados y se las debe atender con urgencia, independientemente de las posiciones políticas.

En el hospital distrital de Andar, hay un solo cirujano de emergencia que cubre una zona de influencia de unas 50.000 personas. La sala de emergencias cuenta actualmente con solo cinco camas. Cuando se produce un ataque o un incidente en zonas aledañas, lo que ocurre con frecuencia, el hospital queda rápidamente desbordado de heridos de guerra, muchos de ellos, civiles.

Análogamente, en el hospital provincial de Ghazni, suelen admitirse cientos de heridos de guerra por mes, junto con todos los demás pacientes que necesitan atención, y la capacidad de 100 camas se supera rápidamente. Ambos hospitales tienen problemas de suministro de agua y electricidad, lo que significa que el poco equipamiento que tienen no puede usarse en muchos casos.

Con todo, me entusiasmó ver la actitud positiva de las autoridades sanitarias de ambas partes en el conflicto y me inspiró la valentía del personal de salud afgano que atiende sin descanso a las personas heridas y enfermas.

Con respecto a las conversaciones por la paz en Doha, los esfuerzos sinceros por la paz siempre son bienvenidos, naturalmente. Pero, mientras tanto, no se puede desatender las necesidades urgentes de ayuda humanitaria. Aunque se alcanzara un acuerdo de paz mañana, no podrán borrarse las necesidades profundas y el sufrimiento causados por décadas de conflicto que, en algunos casos, atraviesan a varias generaciones, por no mencionar las cicatrices muchas veces invisibles del conflicto.

Mientras continúa el conflicto armado, todas las partes deben respetar los principios del derecho internacional humanitario a fin de disminuir los daños causados a la población civil. El respeto del DIH no es objeto de negociación en ninguna circunstancia. Es la red de protección principal para hacer respetar la vida y la dignidad de las personas afectadas por conflictos armados.

Alentamos a las partes en el conflicto a alcanzar acuerdos sobre cuestiones específicas que ayudarían a aliviar el sufrimiento de todos los afectados, aumentar el cumplimiento del DIH y, en última instancia, generar confianza entre las partes para, por ejemplo, evacuar a los heridos, transferir restos humanos, respetar la misión médica y garantizar el acceso a la educación.

El CICR está listo para ayudar a facilitar el establecimiento de esos acuerdos. Estamos convencidos de que, en última instancia, allanarán el camino a una solución política que aliviará el sufrimiento de la población afgana.