COVID-19: Como si la guerra no fuera suficiente

Un año después: historias de adversidad, resiliencia y cambio en tiempos de COVID-19.

La enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha afectado de un modo u otro a todas las personas, en todos lados, pero no lo ha hechopor igual: las personas que viven en países afectados por conflictos armados han sufrido consecuencias particularmente graves.

Pero ¿cómo es realmente vivir una pandemia en lugares como Irak, Filipinas, Nigeria, Yemen, República Centroafricana, Colombia, Grecia y Azerbaiyán, donde las comunidades ya hacen frente a múltiples crisis y amenazas? ¿Y qué aprendimos, un año después, sobre cómo proteger mejor a las comunidades que deben soportarl al mismo tiempo, la guerra y la enfermedad?

El primer informe integral, basado en experiencias reales que los equipos del CICR en el terreno documentaron entre marzo y diciembre de 2020, muestra cómo la pandemia ha afectado las vidas de las personas y las comunidades atrapadas en conflictos armados.

También reflexiona sobre los aprendizajes, las buenas prácticas adquiridas, las ideas y las estrategias que han ido implementando los gobiernos, las organizaciones humanitarias y otras partes interesadas para limitar la propagación de la enfermedad, cuidar a las personas enfermas y mitigar los efectos de las pandemias en las comunidades vulnerables, en el presente y en el futuro.

Descargue el informe completo (en inglés) para leer más sobre las consecuencias complejas de la pandemia para las comunidades vulnerables, y consejos para el futuro.


Aquí contamos las historias de Jassim, Joaquin, Falmata, Abobakr, Augustin, Luisa, Jawed y Sara, y también un poco de lo que aprendimos al escucharlos, ya que la crisis nos obliga a cambiar para abordar mejor los desafíos presentes y futuros: guerras, cambio climático y la próxima pandemia mundial.


Irak:
Reconstruir una vida desde las ruinas

En agosto de 2014, a medida que se acercaban los combatientes del Estado Islámico, Jassim y su familia se vieron obligados a abandonar sus hogares e instalarse en el norte kurdo de Irak como desplazados internos. En la primavera de 2020, cuando el mercado de trabajo local colapsó debido a la COVID-19, Jassim tomó la difícil decisión de regresar a casa e intentar reconstruir una vida que había sido devastada seis años antes.

En el informe, puede leer más acerca del sufrimiento de esta familia yazidí, la influencia mutua de la COVID-19 y el desplazamiento, el efecto de la pandemia en los medios de subsistencia y los campamentos de personas desplazadas, el poder de la ayuda en efectivo para mitigar el impacto de la COVID-19 y por qué aumentar el acceso a las redes de seguridad social es una buena política durante una pandemia.

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"No había más empleo, de ningún tipo. Todo se detuvo. Si hay que vivir sin nada en cualquiera de las dos circunstancias, es más fácil en casa.

Jassim


Filipinas:
Cuando estás detenido, tu familia es todo

Luego de resultar herido durante un enfrentamiento entre el grupo armado al que pertenecía y las fuerzas gubernamentales, Joaquin quedó bajo custodia de la policía mientras los médicos continuaban esforzándose por salvarle la vida. Contra todo pronóstico, sobrevivió a heridas graves en la cabeza. Cuando la COVID-19 comenzó a propagarse en Filipinas, Joaquin quedó varado en una estación de policía remota. Su madre logró permanecer a su lado pese a las restricciones impuestas a las visitas de familiares.

En el informe, puede leer más acerca de cómo es la vida de Joaquin tras las rejas, cómo la pandemia afecta las condiciones de detención, la vida familiar, la evolución del proceso judicial y la reforma penitenciaria, cómo las nuevas tecnologías pueden ayudar a abordar estos desafíos y otros más grandes y sistémicos, y por qué es cierto el viejo refrán que dice que la salud en prisión es salud pública.

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Tienen que entender. Cuando uno está en mi situación, la familia es todo.

Joaquin


Nigeria:
El deseo de Falmata

Más de 100.000 personas se encuentran hacinadas actualmente en el centro urbano de Dikwa, ciudad del noreste de Nigeria, zona afectada por el conflicto armado. Falmata trabaja como partera tradicional en Dikwa, y su deseo es que su comunidad respete las medidas preventivas para hacer frente a la COVID-19, pero explica que es muy difícil en el día a día, debido a la situación que atraviesan.

Además de su preocupación por la salud de su comunidad, en su relato nos enteramos más acerca de la gestión del agua y los recursos, de la conexión entre el trabajo humanitario y el desarrollo, y de cómo se relacionan el derecho internacional humanitario y la preparación para la pandemia.

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No son muchas las personas que niegan el peligro del virus, pero tenemos otros problemas apremiantes. El virus no es lo único que nos preocupa. Mi deseo es que esta vacuna llegue pronto aquí a Dikwa.

Falmata


Yemen:
La parte más difícil de ser médico 

Abobakr es un médico joven de la ciudad de Aden, al sur de Yemen, que se presentó como voluntario para ayudar a los pacientes de COVID-19. Él y sus colegas deben hacer frente a los rumores que los acusan, entre otras cosas, de administrar inyecciones letales a los pacientes de COVID-19 en los hospitales, además de enfrentar la violencia que este tipo de información falsa puede desatar contra el personal de salud.

Lea en el informe lo que un médico en la línea del frente de la pandemia nos cuenta sobre la resiliencia frente a la muerte, el estigma que implica trabajar con pacientes de COVID-19, la violencia contra la asistencia de salud y la importancia de la confianza entre los proveedores de servicios de salud y las comunidades a las que atienden.

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Una cosa es la estigmatización, que es parte del trabajo, y ya estoy acostumbrado. Pero lo que no puedo aceptar es que se me ataque por mi trabajo.

Abobakr

Descargue el informe completo (en inglés) para leer más sobre las consecuencias complejas de la pandemia para las comunidades vulnerables, y consejos para el futuro.


República Centroafricana:
El regreso de un huérfano

Augustin tenía cinco años cuando huyó de su hogar luego de que su madre y su padre murieran en 2013, como resultado de una violenta sublevación en República Centroafricana. Buscó refugio en la República del Congo, donde fue criado por una familia de acogida. A principios de 2020, cuando finalmente iba reunirse con su abuelo luego de años de espera, el surgimiento de la COVID-19 en la región desencadenó cierres de fronteras, medidas de confinamiento, una prohibición de circulación y otras restricciones que imposibilitaron el reencuentro. 

En el informe, puede leer acerca de cómo fue el regreso de Augustin a su hogar en República Centroafricana, cómo la COVID-19 mantuvo a las familias separadas, incrementó las sospechas sobre las personas extranjeras, provocó el cierre de las escuelas y, por ende, niños y niñas quedaron expuestos a mayores riesgos, pero también cómo, con paciencia y perseverancia, los finales felices prevalecen.

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Una mañana, una mujer de la Cruz Roja me dijo que mi regreso a casa se pospondría porque había una nueva enfermedad y el gobierno había prohibido los viajes. Lloré mucho ese día, estaba tan triste.

Augustin


Colombia:
Rezo para que mi mamá mejore 

Las familias Ramírez y Álvarez huyeron de su pueblo luego de un sangriento ataque contra sus casas perpetrado por dos hombres del grupo armado que operaba en su zona. Los jefes de ambos hogares fueron asesinados. Habían sido víctimas de las tácticas agresivas de cumplimiento del toque de queda empleadas por algunos grupos armados de Colombia, quienes declararon "objetivo militar" a cualquier persona que violara las nuevas reglas para prevenir la propagación de la pandemia de COVID-19.

Lea en el informe cómo estas muertes violentas reflejan el impacto de la pandemia en las comunidades que viven en zonas bajo la influencia de ciertos grupos armados no estatales, la necesidad de proteger a la población civil y respetar el derecho internacional humanitario, y la importancia de la labor humanitaria neutral, independiente e imparcial en zonas de difícil acceso.

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No es justo. Mi padre y mi madre no habían hecho nada malo. ¿Por qué nos hicieron esto? No estábamos enfermos por el virus, no éramos un riesgo para nadie. ¿Por qué querrían matarnos?

Luisa


Grecia:
Todos nos quedamos suspendidos en el tiempo

Jawed, su hermana y su tía se fueron de Afganistán en enero de 2019, debido a que los enfrentamientos continuos y la inseguridad hacían la vida cada vez más peligrosa para la población civil. Comenzaron un largo viaje a través de Irán y Turquía para llegar finalmente a Moria, en la isla griega de Lesbos. Cuando la COVID-19 alcanzó la isla, todas las entrevistas y procedimientos de pedidos de asilo se detuvieron. El campamento fue confinado: 12.000 quedaron varadas allí con el virus.

A través del relato de Jawed, el informe arroja luz sobre la protección de las personas migrantes en campamentos y centros de detención durante la pandemia; el acceso a la asistencia de salud estatal y los sistemas de protección social; los cierres de fronteras, los retrocesos y el derecho a buscar asilo que promueven las leyes internacionales; y la necesidad de que la solidaridad prevalezca en una crisis sanitaria mundial.

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Sobrevivimos a años de guerra en nuestro país de origen, casi naufragamos cuando cruzábamos Turquía, y ahora atravesamos una pandemia mundial encerrados en un campamento de refugiados, así que creo que, a partir de ahora, las cosas solo pueden mejorar, ¿no creen?

Jawed


Azerbaiyán:
Lo que Bahruz hubiese querido 

La madre de Sara perdió a un hermano una vez más sin poder despedirse como corresponde. Uno de ellos desapareció durante las hostilidades en torno a la disputa por Alto Karabaj en la década de 1990, y otro murió el año pasado en medio de la pandemia de COVID-19. Sara habla de la tristeza y del sentimiento de culpa que ella y su madre tuvieron cuando las restricciones sanitarias les impidieron despedir con los ritos del islam a su familiar fallecido, y no pudieron darle un funeral apropiado.

Lea en el informe acerca de cómo su dolor refleja el impacto de la pandemia en los ritos y prácticas tradicionales de sepultura, la protección de la dignidad de los fallecidos durante una emergencia, la crisis mundial de salud mental como consecuencia de la COVID-19 y el sufrimiento silencioso de las familias de las personas desaparecidas debido a los conflictos armados.

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Sentí un alivio extraño al mirar estos videos. Parecía un funeral real, triste, claro, pero gentil y cuidadoso a la vez. Los videos eran para el hijo y la esposa del tío Bahruz, que no pudieron viajar desde Moscú debido a las restricciones. Pero yo sabía que estas imágenes también ayudarían a mi madre.

Sara

Descargue el informe completo (en inglés) para leer más sobre las consecuencias complejas de la pandemia para las comunidades vulnerables, y consejos para el futuro.