Complejo panorama de abusos en Colombia

Balance humanitario 2020

04 marzo 2020

Nuevas dinámicas de la violencia, sumadas a viejos comportamientos de los actores armados en Colombia, dibujan un complejo mapa de grupos armados más desestructurados que dificultan tanto el nivel de análisis que podemos hacer de la situación, como nuestra capacidad de dar la respuesta humanitaria que la población necesita.

Los abusos de la guerra no han menguado y tienen una configuración distinta en cada región del país. Esto significa que acciones como identificar las estructuras de los actores armados, establecer un diálogo para recordarles su obligación de cumplir las normas humanitarias y explicarles la importancia de permitirnos llegar a las víctimas todavía son nuestros grandes retos como trabajadores humanitarios, que también enfrentan otras organizaciones e instituciones estatales.

En 2019, registramos tendencias sobre dinámicas que persisten. Muchas de las víctimas utilizadas por miembros de grupos armados para sus actividades fueron luego violentadas sexualmente. En ocasiones, como represalia, otros grupos las desaparecieron o asesinaron. Las amenazas suelen extenderse a sus familias, las cuales debieron desplazarse y permanecer en silencio. El miedo, pero también la triste normalización de muchas de estas prácticas, dificultan la capacidad de conocer más casos y la posibilidad de tomar medidas preventivas para proteger a posibles víctimas.

Desplazamiento y confinamiento

El subregistro todavía es evidente en problemáticas como la desaparición, cuya dimensión incluye a más de 83.000 víctimas* y no muestra señales de detenerse. Durante 2019, registramos 93 nuevas desapariciones en Colombia.

Aunque obtuvimos información sobre 913 de las 2.158 personas que estamos buscando, solo se resolvieron 116 casos (5% del total). Lo anterior evidencia que encontrar a las personas que faltan es una tarea titánica que tomará muchos años y a la que la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas dedica todos sus esfuerzos, en conjunto con otras instituciones.

Las familias deben contar con mejores condiciones de seguridad para poder reportar sus casos. Y a esto debe sumarse el reconocimiento pleno por parte todos los actores armados sobre su obligación de brindar información para la búsqueda exitosa de los desaparecidos en sus zonas de influencia. Si no hay voluntad para cerrar la espiral de dolor que sufren demasiados colombianos, las respuestas, tan necesarias en estos momentos de incertidumbre, quedarán solo en el papel.

Migrar en zonas de conflicto

A este panorama se debe sumar la especial vulnerabilidad de más de 1,6 millones de migrantes**, incluyendo refugiados, cuando transitan o se establecen en zonas colombianas afectadas por el conflicto y la violencia armada. Además de los abusos y riesgos a los que están expuestos, se debe considerar, en muchos casos, el temor de buscar ayuda, la xenofobia y el escaso conocimiento de sus derechos.

Urge una respuesta integral a las necesidades de las comunidades que históricamente han sufrido los estragos de más de medio siglo de conflicto y que hoy acogen a la población migrante, así como a cerca de 500.000 colombianos*** que han retornado al país.


*Dato del Centro Nacional de Memoria Histórica
** Cifras de Migración Colombia
*** Según el Ministerio de Relaciones Exteriores

← VOLVER A LA PÁGINA DEL CICR EN COLOMBIA