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Filipinas: resiliencia en catástrofes naturales y provocadas por el hombre

"Durante el tifón Yolanda (Haiyán), nos dijeron que evacuáramos, así que nos fuimos a la casa de mis suegros, que está más arriba. Cuando terminó, regresamos y nuestra casa no estaba, se la había llevado el agua. Lo mismo pasó con los cultivos: las bananas, la mandioca y los boniatos. Dependemos de ellos para alimentarnos, y todos desaparecieron", relató Leonila Garen, de 30 años de edad, habitante del poblado de Mabini en Basey, en la provincia de Samar.

Leonila, que tiene cinco hijos, recuerda lo difícil que fueron los primeros días, cuando no tenían nada para comer y dependían completamente de la ayuda de emergencia. Su familia pasó varias semanas más en casa de un pariente, hasta que su esposo pudo reunir suficiente chatarra para construir una vivienda precaria, con una lona impermeable como tejado.

Con la desaparición de los cultivos, su esposo, que antes llevaba una vez por semana un camión de copra a Tacloban, en la provincia de Leyte vecina a Samar, y dedicaba el resto del tiempo a labores agrícolas para ganarse la vida, estuvo desempleado durante un tiempo.

El concejal del pueblo, Efren Pacanas, contó una historia similar: "La población de nuestra localidad tiene fuentes de ingresos muy limitadas, y la mayoría depende de la agricultura de altura para ganarse la vida. Cuando se produjo el tifón Yolanda, todos los cultivos fueron destruidos. La población se quedó sin nada".

Para el jefe del pueblo, Efren Pacanas, recuperarse de la destrucción que causó el tifón Yolanda (Haiyán) ha sido difícil para una comunidad agrícola pobre que ha padecido conflictos armados durante décadas. CC BY-NC-ND/CICR/J. Aznar

Agregó que, incluso antes del tifón, el pueblo remoto de Mabini tenía otros problemas. "La agricultura de altura es solo de temporada. Depende totalmente de la lluvia, que es una de las razones por las cuales a nuestra comunidad le está llevando más tiempo recuperarse por completo. Además, transportar la cosecha a la ciudad siempre ha sido un desafío para nosotros, porque la red de carreteras es mala. Eso se complica más todavía por los enfrentamientos armados que estallan de vez en cuando en algunos distritos." El incidente más reciente se produjo en febrero de este año, afirmó.

Leonila, que creció en la provincia de Samar del Norte, conoce los conflictos armados. "Otros, especialmente los niños, todavía se asustan cuando oyen disparos, pero yo ya estoy acostumbrada."

Aunque muchos habitantes del poblado de Mabini están acostumbrados a la realidad de los conflictos armados, los niños todavía se asustan cada vez que oyen disparos durante los enfrentamientos. CC BY-NC-ND/CICR/J. Aznar

En 2011, como parte de las actividades del CICR para apoyar a las comunidades afectadas por los conflictos armados, se construyó una red de suministro para abastecer de agua limpia a más de 1.200 personas en Mabini. Antes de eso, los habitantes tenían que pasar dos horas al día en botes de remo para buscar agua en el río Sohoton.

Hoy en día, la misma red los ayuda a recuperarse de los efectos del tifón Yolanda (Haiyán). "Como hay buena disponibilidad de agua, podemos dedicar más tiempo a cultivar la tierra", señaló el agricultor Rogelio Asis.

Un año y medio después del tifón Yolanda (Haiyán), Leonila y su familia viven en su nuevo hogar, esta vez más firme que la estructura temporal que construyó su esposo. "Nos habría llevado por lo menos cinco años construir una casa como esta, porque nuestros ingresos alcanzan solo para satisfacer nuestras necesidades más básicas. Con cuatro de los niños en la escuela, tener una casa era nuestro sueño", afirmó, y agregó que haber sido elegida como beneficiaria del programa de alojamiento de la Cruz Roja de Filipinas y el CICR es una respuesta a sus oraciones. También está muy contenta con la letrina que se construyó este año, y apuntó que, en el pasado, no tenían su propio baño y tenían que ir a la casa cercana de un familiar.

La familia de Leonila es una de las 4.461 que recibieron refugios resistentes a los ciclones de la Cruz Roja de Filipinas y el CICR en 2014. El CICR, junto con la Sociedad Nacional, ha centrado su respuesta en la isla de Samar, donde lleva años trabajando para satisfacer las necesidades de las comunidades afectadas por los conflictos armados.

Tener una casa nueva significa que hay algo menos de que preocuparse. Ahora, Leonila y su familia están decididas a rehacer sus vidas tras el ciclón. CC BY-NC-ND/CICR/J. Aznar

Para completar las casas, este año se están añadiendo letrinas individuales con ayuda de asociados del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.

Mientras la población de Mabini se esfuerza por superar las dificultades que causó uno de los tifones más fuertes del mundo y padece más ciclos de conflicto, todavía resiste y afronta los desafíos día a día.

En el río Sohoton, los pobladores se asean y lavan la ropa. El río es también un canal alternativo para transportar las cosechas de los campos. CC BY-NC-ND/CICR/J. Aznar

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