Sudán del Sur: vivir huyendo en Leer

01 julio 2015
Sudán del Sur: vivir huyendo en Leer
Una mujer pasa al lado del complejo del CICR en Leer, Sudán del Sur, a finales de mayo de 2015. La población empezó a regresar a Leer tras huir de la ciudad ante la amenaza de un ataque militar inminente. Las oficinas del CICR sufrieron saqueos en los que se robaron todos sus aparatos electrónicos y muebles, así como tres vehículos. CC BY-NC-ND/CICR/JasonStraziuso

Hay que poner fin a la violencia y las revueltas civiles en Sudán del Sur. Daniel Littlejohn-Carrillo llegó a Sudán del Sur para empezar su trabajo con el CICR poco antes de que estallara la violencia más reciente alrededor de Leer, en mayo. Artículo reproducido con permiso de Al Jazeera.

Mientras desinflamos los neumáticos del Land Cruiser, se oye un silbido fuerte. Un colega cubre de pintura blanca las grandes cruces rojas que se supone que deben proteger a los coches e identificarlos como propiedad del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Ahora cinco de ellos están inmovilizados, o, por lo menos, eso pensamos. El vehículo restante nos llevará en breve a la pista de aterrizaje.

Los enfrentamientos amenazan la ciudad de Leer, en Sudán del Sur, y estamos reduciendo nuestras operaciones. Me voy, me evacuan a Yuba, pero nuestros colaboradores locales se quedan con la esperanza de poder ayudar a la población a través de distribuciones de alimentos hasta el último minuto.

Un helicóptero del CICR aterriza frente al complejo para llevarse a los pacientes que no pueden caminar del hospital de Médicos Sin Fronteras cercano. Esos pacientes no pueden huir con el resto de las más de 100.000 personas que viven en Leer y sus alrededores y que en breve volverán a desplazarse al monte.

En primera persona - La crisis olvidada de Sudán del Sur

La mayoría de esas personas caminarán durante horas para dormir en marismas en las que se sienten seguras. Dormirán en el suelo, con poco o nada para cubrirse. Muchas de ellas sobrevivirán a base de comer nenúfares y cocos, una repetición de las consecuencias de la violencia que ha afectado esta zona en los últimos tiempos.

Volverá el hambre

La evacuación rápida del mes pasado fue en mi tercer día en Sudán del Sur, un comienzo especialmente difícil de mi misión en Leer, donde estoy a cargo de las operaciones del CICR en todo el estado de Unidad.

Los equipos del CICR llevan a cabo actividades como distribución de alimentos para alrededor de 120.000 personas, apoyo quirúrgico al hospital local y capacitación de combatientes para recordarles su obligación de no atacar a civiles durante la guerra. Como nuestros equipos se ven obligados a huir, estas actividades se interrumpirán, volverá el hambre y los enfermos no recibirán tratamiento.

De regreso a Yuba, logramos mantener el contacto con John, uno de los sudaneses del sur con más experiencia de nuestro personal. Le dejamos un teléfono satelital y pronto se convirtió en nuestro principal vínculo con Leer y con las personas que fueron desplazadas de allí. Cuando los enfrentamientos se acercaron demasiado a nuestra base, primero se trasladó con su familia a su aldea, donde esperó hasta ver qué pasaba. Cuando dejó de sentirse seguro allí, se trasladó a las marismas y se mantuvo pegado a la hierba hasta que llegó a un pequeño pedazo de terreno seco en el que se habían congregado cientos de personas en busca de protección.

Tras dos semanas, los enfrentamientos se interrumpieron, por lo menos temporalmente, y regresamos a Leer a fines del mes pasado, para observar la situación. Estaba angustiado sobre lo que podíamos encontrarnos. ¿Estarían bien todos nuestros colegas? ¿Cómo estaría ahora la ciudad? ¿Cuándo podríamos volver a estar operacionales?

Afortunadamente, algunos miembros del personal regresaron antes que nosotros y nos dieron noticias de los demás. A pesar de lo que habían padecido, tenían muchas ganas de volver a ponerse a trabajar. Me asombra, pero, después de todo, se trata de su pueblo: sus familiares, vecinos y amigos. Quieren ayudarlos. La ciudad estaba tan vacía que daba miedo, y algunas casas habían sido incendiadas, pero, en general, los daños no eran tan graves como temíamos.

La población aún necesita ayuda

Sin embargo, los neumáticos desinflados no habían dado resultado. Cuatro de nuestros seis vehículos ya no estaban. Nuestra base había sido saqueada. Se habían llevado el resto de los alimentos, aunque es probable que haya ido a las personas a las que se lo habríamos entregado nosotros de todas formas. La pérdida de la infraestructura básica y los vehículos, sin embargo, provoca un retraso hasta que podamos volver a poner en marcha las operaciones, siempre y cuando se mantenga la calma.

Mientras tanto, la población aún necesita ayuda. Nuestro personal y otras personas nos hablaron de combatientes y civiles heridos, de personas muertas que seguían sin enterrar y de la pérdida de alimentos y alojamiento para las muchas personas que habían quedado atrás. Tres días después, regresamos a Leer, esta vez con provisiones: lonas impermeables, bidones, material de pesca y algunos alimentos para alrededor de 6.000 personas.

En la pista de aterrizaje, distribuimos ayuda temporal para todas las personas a las que nuestras provisiones nos permitieron ayudar. Bajo el sol abrasador, varios residentes heridos de la zona yacían en camillas a la sombra de las alas de nuestro avión, mientras esperaban a ser llevados a otro lugar para que se les practicara una cirugía.

Incluso en ese panorama de sufrimiento y pérdida, la población demostraba resiliencia, determinación e incluso esperanza, al juntar los restos de cajas de cartón, cinta de plástico y bolsas que envolvían los artículos que distribuimos: eran materiales de construcción o, mejor dicho, de reconstrucción.

Pregunté a una mujer que esperaba su turno en la fila qué pensaba hacer ahora, tras la más reciente ola de violencia en una región que ha sufrido décadas de enfrentamientos. Su respuesta fue simple: "Lo mismo que hemos hecho siempre. Volver a la aldea y empezar de nuevo".

 

Mary ante los restos quemados de su hogar en Leer a finales de mayo de 2015. CC BY-NC-ND/CICR/JasonStraziuso

Las opiniones que se expresan en este artículo son de su autor y no necesariamente reflejan la política editorial de Al Jazeera.