¿Volver a la normalidad en Colombia?
En 2020, la pandemia agravó la situación humanitaria en zonas de conflicto armado y violencia en Colombia.
Lorenzo Caraffi
Jefe de la Delegación del CICR en Colombia
Esta es la tercera vez que estoy en Colombia trabajando para el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Al comenzar esta nueva etapa, asumiendo ahora la dirección de esta Delegación, encuentro que sus habitantes conservan esa esencia que conocí en los años 2000 y que les ha permitido salir adelante frente a innumerables dificultades. Sin embargo, también veo retos diferentes que se suman a aquellos que vi y sobre los que trabajé en años anteriores.
En este primer mensaje, quiero transmitir la confianza que tengo en nuestro equipo de trabajadores humanitarios para responder de la manera más adecuada a las necesidades de las personas afectadas por el conflicto y la violencia armada. También quiero enviar un saludo de solidaridad a todo el pueblo colombiano, especialmente a quienes han sufrido por el COVID-19 y a todos los profesionales de la salud.
Hemos oído en todos los tonos posibles que 2020 fue un año "fuera de lo normal". ¿A qué tipo de "normalidad" aspira regresar Colombia?
Todos tenemos la responsabilidad de contribuir para que esa nueva normalidad vaya más allá de la lucha común contra la pandemia.
No podemos pensar que regresar a la normalidad signifique volver a dinámicas que ponen en riesgo a quienes no participan en el conflicto armado o a seguir en deuda con la dignidad de miles de personas en los campos y ciudades de Colombia.
Según indican los informes de los equipos del CICR, la pandemia ha agravado las consecuencias de los, al menos, cinco conflictos armados no internacionales en el país. Comunidades de diferentes regiones de los departamentos de Antioquia, Cauca, Chocó, Nariño, Norte de Santander y zonas del suroriente colombiano se han visto particularmente afectadas por la violación de las normas humanitarias por parte de los actores armados.
Tendremos que sacar del significado de "normal" el sufrimiento de cientos de víctimas de artefactos explosivos, a las personas obligadas a abandonar sus hogares o a quienes siguen buscando a un ser querido desaparecido en medio del conflicto.
Esperamos que estas graves violaciones de las normas humanitarias dejen de ser parte del mapa de lo cotidiano y que, con el apoyo de toda la sociedad y el compromiso de todos los actores armados, ese sufrimiento se detenga.
El año pasado tuvimos el mayor reto al cual nos hayamos enfrentado como institución: mantener una proximidad con las comunidades que habitan en zonas de conflicto sin poner en riesgo su salud ni la de nuestro personal. En 2021, nuestros esfuerzos seguirán enfocados a mantenernos al lado de las víctimas y de los más vulnerables.
Colombia, al igual que la gran mayoría de Estados, se enfrenta a la tarea más complicada en la historia reciente de la salud pública: la aplicación de la vacuna contra el COVID-19. Tal como hemos manifestado a nivel global, para las comunidades marginadas, en particular, personas que viven en zonas de conflicto, personas internamente desplazadas, migrantes, solicitantes de asilo y detenidas, suele ser difícil acceder a los servicios de salud básicos.
Estas personas también son vulnerables al COVID-19 y merecen ser protegidas contra esa grave amenaza.
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en Colombia está en permanente disposición para apoyar a los servicios de salud del país durante el proceso de vacunación de las personas más vulnerables.
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