Senegal: poco a poco, los habitantes de Casamance regresan a sus aldeas
- La aldea de Kouram está en la zona de Fogny (al norte de Ziguinchor, cerca de la frontera con Gambia). La iniciativa de los huertos, como los que se observan en la aldea de Kouram, está dirigida principalmente a las mujeres y beneficia a la población que se refugió en Gambia en 2006 y empezó a regresar gradualmente a sus aldeas de origen en 2012.CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- Soukèye Coly, presidenta de la asociación de mujeres del huerto, explica que las cosechas se destinan en parte a la venta y en parte al consumo doméstico.CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- El personal médico del distrito sanitario brinda con regularidad consultas médicas en los puestos de salud de las aldeas de Poukéne, Woniack, Kouram, Barakessé y Kabékel (en la zona de Fogny, provincia de Bignona). El enfermero jefe del puesto de salud y su equipo pueden así hacer un seguimiento médico cercano.CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- El enfermero jefe del puesto de salud de Darsalam (en la región de Fogny), Kadialy Sylla, explica que las consultas médicas y el seguimiento de la salud de madres e hijos, que se brindan con ayuda del CICR, permiten llevar a cabo todas estas actividades. El CICR cumple una función de intermediario neutral, lo cual favorece un mejor acceso a la atención de salud básica. Traslada al personal de enfermería hasta las aldeas y facilita así el funcionamiento del sistema.CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- El acceso al agua potable es esencial para la población de las zonas de difícil acceso. Oumar Diémé es un artesano que repara bombas manuales. Es voluntario de la Cruz Roja Senegalesa en Bignona y trabaja también como agente de salud comunitaria en el puesto de salud de su aldea, Sitoukène (en la comuna de Djibidione, en Fogny).CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- “He recibido capacitación del Servicio Hidráulico con apoyo del CICR. Tras obtener esa formación, el CICR me ha suministrado el material necesario para llevar a cabo las reparaciones.”CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- Denise Preira, oriunda de la aldea de Baraca Pakao (en la zona de Sédhiou) y desplazada a Ziguinchor desde 1995, ha sido beneficiaria de una ayuda del CICR para poner en marcha una actividad de generación de ingresos. Cada año, este programa cuenta con 50 beneficiarios.CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- “El CICR ha financiado mi proyecto de tintes y costura. Elaboro tintes, encargo la fabricación de zapatos y coso bolsos a juego con los zapatos y los destino a la venta.”CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- En Casamance, varias aldeas fueron abandonadas hace varios años por la inseguridad. Poco a poco, la población local, que se había marchado principalmente a Gambia y a Guinea-Bissau o a otras zonas de Casamance, regresa voluntariamente a casa. La reconstrucción del hábitat es condición necesaria para que puedan retornar a las aldeas.CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- En 2015, 264 familias reconstruyeron sus casas y reanudaron sus actividades agrícolas con ayuda del CICR. Se han suministrado más de 28.000 palmeras de la especie Borassus flabellifer y 38.000 chapas a las familias que han decidido retornar a sus casas.CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- Las aldeas que en otra época estaban desiertas vuelven a cobrar vida. En Kourègue (en la provincia de Bignona, al norte de Ziguinchor), el CICR brinda ayuda para la colocación de tejados. El regreso comenzó en 2014.CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- La población retornada de la aldea de Kourègue aspira a partir de ahora a una vida más digna, con la ayuda de las semillas y utensilios agrícolas que ha obtenido. En 2015, se reforzaron cinco diques en el marco del programa “Trabajo por alimentos”, del que se benefician 200 familias de 29 aldeas que han recibido diez toneladas de cacahuete, una tonelada de maíz y 800 kg de caupíes (alubias). En total, se han distribuido más de cinco toneladas de arroz a 200 familias de Casamance.CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
- El apoyo a la seguridad económica y el acceso al agua, a un hábitat adecuado y a asistencia de salud son los pilares de la ayuda del CICR a las poblaciones que retornan a zonas de difícil acceso. Los utensilios agrícolas, que incluyen una sembradora, un arado y una azada, permiten realizar labores de campo. Al norte de Bignona, 21 aldeas han recibido 40 conjuntos de utensilios, cinco comunidades han recibido cinco carretas y tres comunidades han recibido tres descascarilladores.CC BY-NC-ND / CICR / J.Cendon
En la región de Casamance, el CICR interviene en las zonas más remotas. Las poblaciones que fueron desplazadas como consecuencia del conflicto aprovechan la calma para regresar a sus aldeas, que llevan años desiertas. El CICR acompaña este movimiento de retorno y aporta diversos tipos de asistencia para ayudar a la población a reanudar su vida normal, como se muestra en esta galería de fotos.