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Los artefactos explosivos en Colombia: un peligro latente

En 2021, registramos 486 víctimas de artefactos explosivos*, el número más alto de los últimos cinco años. Esta cifra evidencia el recrudecimiento del fenómeno y los efectos directos que tiene sobre la población civil, ya que la mayoría de las víctimas son civiles.

La presencia de artefactos explosivos en distintos territorios del país genera múltiples consecuencias humanitarias. La más visible de ellas es el número de víctimas directas, que refleja el profundo sufrimiento que provoca esta problemática.

Los artefactos explosivos hieren, mutilan o matan de manera indiscriminada. La mayoría de las veces las personas que sobreviven a este tipo de accidentes tienen que soportar amputaciones, múltiples operaciones y largos períodos de rehabilitación física, además de secuelas económicas, sociales y psicológicas que transforman radicalmente sus vidas.

Estos efectos se extienden también a sus familias. Entre las consecuencias que hemos documentado en los últimos años, hay casos de suicidios en comunidades donde han ocurrido accidentes con artefactos explosivos. Las consecuencias en el plano psicosocial que produce esta tragedia pueden ser devastadoras para el tejido social, por eso es fundamental que las víctimas y sus familias reciban atención integral.

No hay certeza sobre el grado de contaminación que existe en Colombia por estos artefactos. En los últimos cuatro años, hemos registrado víctimas en 131 municipios de 21 departamentos del país. Aunque este indicador es tangible, solo muestra una parte del complejo panorama.

Existen otras consecuencias humanitarias que se derivan de esta problemática, tales como el desplazamiento, el confinamiento, el miedo y la zozobra que, aunque son menos visibles, afectan por completo la cotidianidad, la salud mental y el desarrollo de las comunidades.

 
El 2021 fue el año con mayor número de víctimas de accidentes con artefactos explosivos. la cifra más alta desde 2017. 

De los 69 municipios en los que se registraron accidentes el año pasado, en el 45 % también hubo confinamiento y desplazamiento masivo. Estos eventos también se presentaron en otras zonas en donde no se han reportado víctimas directas, pero en las que la presencia de estos artefactos es igualmente preocupante.

Resulta imposible establecer con precisión cuántos estudiantes dejaron de ir a la escuela porque cerca de ella había un artefacto explosivo o cuántas personas perdieron sus medios de subsistencia por no poder transitar libremente por su territorio. Es más complejo aún saber cuántas comunidades han experimentado temor, impotencia, ansiedad o afectaciones psicológicas por la amenaza constante y silenciosa que representan los artefactos explosivos.

La dimensión de este fenómeno va más allá de los números, por ende, es fundamental comprender las historias y el sufrimiento que hay detrás de esta realidad.


 *Esta cifra incluye las víctimas de distintos tipos de artefactos explosivos como las minas antipersonal, los restos explosivos de guerra, los artefactos explosivos lanzados y los de detonación controlada.

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