Editorial México: "La violencia se transforma, pero las necesidades humanitarias persisten"
Esta editorial forma parte del Balance Humanitario 2024
Por Miguel Ramírez, jefe de operaciones en México del Comité Internacional de la Cruz Roja
Adulfa, madre de Diana Gutiérrez, tiene 81 años y fue víctima de desaparición el 13 de septiembre de 2016 en el Estado de México. Desde entonces, su hija y su familia la buscan. Hoy atesoran los momentos que vivieron con ella y la recuerdan como una mujer amorosa a quien le gusta el café y disfruta del cine.
El proceso que vive un familiar de un desaparecido es muy duro, cuenta Nailea Carreño, de Guanajuato, quien busca a su hermana Sharon, desaparecida el 21 de junio de 2020. Antes de su desaparición, Sharon llegaba a casa, se acostaba y comía en la cama; "eso me molestaba, pero ahora lo extraño", confiesa Nailea, cuya rutina diaria se centra ahora en asistir a brigadas de búsqueda y rezar para encontrarla.
La violencia en México es profunda, compleja y se transforma constantemente. Este flagelo mantiene al país en cifras críticas de muertes violentas, con un promedio de 81 homicidios por día en 2023, según datos oficiales. Además, rompe el tejido social, deja un rastro de desapariciones, fosas con restos de personas fallecidas no identificadas, migración forzada y desplazamiento, familias desintegradas, afectaciones a la salud mental y más. Esto limita el movimiento y el acceso de las personas a servicios básicos como educación y salud.
Al mismo tiempo, esta nación, como muchas otras, está marcada por procesos políticos y sociales que cambian vertiginosamente. Diana y Nailea, como miles de personas más, son testimonio de que las necesidades de las personas afectadas por la violencia permanecen a pesar de los cambios y alcanzan niveles de urgencia incuestionables. Sin importar las circunstancias, es un imperativo humanitario darles una respuesta.
El trabajo de organizaciones humanitarias tampoco permanece inmóvil. Ante el desequilibrio gradual en los últimos años entre las necesidades humanitarias a nivel mundial y los presupuestos de asistencia internacional, el CICR implementó medidas en 2023 para ajustarse y al mismo tiempo optimizar la eficacia de su labor.
Esto supuso desafíos significativos para nuestra acción a nivel global y en México, donde buscamos aliviar las consecuencias de la violencia y brindar asistencia y protección a las personas afectadas por ella, incluyendo a familiares de personas
desaparecidas, personas migrantes y desplazadas, comunidades y personas privadas de libertad.
Sin embargo, nuestra acción no se detuvo, y gracias a la capacidad de adaptación del personal humanitario del CICR en el país, continuamos respondiendo, buscando formas creativas e innovadoras ante los cambios internos e institucionales, y las dinámicas en constante transformación de la violencia.
El CICR considera que innovar implica una evolución constante y una mejora continua de la respuesta humanitaria, incluyendo la adaptación a nuevas necesidades, la anticipación frente a los desafíos y el fortalecimiento de las instituciones. Para brindar una respuesta eficaz, constantemente implementamos soluciones en áreas clave, desde la adopción de nuevas tecnologías hasta la creación de herramientas adaptadas y la reestructuración de procesos.
También exploramos mecanismos innovadores de colaboración y orientación, proponiendo mejoras graduales o estableciendo bases para iniciativas más amplias,como la digitalización y el manejo de datos.
La innovación del CICR se refleja en soluciones tecnológicas, como la plataforma Resolve, que busca ayudar al país a sustentar procesos de identificación humana de manera científica, y RedSafe, que brinda información oportuna, útil y veraz a personas migrantes sobre cómo prevenir y mitigar los riesgos que enfrentan durante su camino y sobre cómo acceder a servicios esenciales en México y América Central.
Asimismo, esa innovación se evidencia en mecanismos de colaboración y encuentros para acompañar a las poblaciones afectadas por la violencia, como los talleres sobre identificación forense para personas que buscan a un ser querido, para dotarlas de herramientas que fortalezcan su búsqueda, así como el diálogo con las autoridades.
Debemos seguir estudiando porque la tecnología nos rebasa, y nos sumergimos en la búsqueda superficial y se debe hacer en lo más profundo. Solo con conocimiento y clases se aprende más
nos compartió una participante de estas sesiones de información.
En el CICR hemos impulsado la Conferencia Internacional para Familiares den Personas Desaparecidas, que en 2023 reunió, virtual y físicamente, a 700 personas de más de 50 países del mundo en 44 sedes locales, para intercambiar reflexiones, retos y aprendizajes en sus procesos de búsqueda, visibilizar su causa, conocer estrategias de autocuidado emocional y acciones de conmemoración. Esta red de solidaridad entre familiares ha significado un gran impulso e inspiración para fortalecer su búsqueda.
No hay límites, no hay fronteras y no debe haberlas para los desaparecidos, porque todas y todos estamos trabajando para eso mismo: para encontrarlos (...) No somos autoridad, pero sí podemos acompañar (...) Aquí estamos presentes, no estamos invisibles
dijo Diana durante esta reunión. Por su parte, Nailea compartió su admiración por la labor que los familiares de otras partes del planeta llevan a cabo.
Este año hemos mantenido nuestro compromiso de proteger a las personas migrantes mediante diálogos bilaterales confidenciales con autoridades relevantes, y fortaleciendo a instituciones y albergues. Nos esforzamos por brindar a quienes están migrando información útil para mitigar riesgos en la ruta, y orientamos casos a instituciones pertinentes que garanticen su vida, dignidad y seguridad.
Un ejemplo es el de la familia Morales, solicitante de asilo en México, que se encontraba en situación de calle, en una ciudad sureña, sin saber qué hacer y en aparente estado de malnutrición. Nuestro equipo le proporcionó información sobre servicios humanitarios para que pudiera tomar decisiones informadas y facilitó su traslado a un albergue seguro, protegiendo la unidad familiar y la salud.
En medio de la compleja realidad que enfrenta México, las historias de Adulfa, Diana, Sharon, Nailea, la familia Morales y tantas otras personas reflejan una pequeña muestra de la profunda huella que deja la violencia en nuestras comunidades.
A pesar de los desafíos y limitaciones, el compromiso del CICR perdura, innovando y adaptándose constantemente para brindar asistencia y protección a quienes más lo necesitan. Nuestro compromiso es claro: sin importar los cambios internos ni la evolución de la violencia, continuaremos trabajando para aliviar el sufrimiento humano.