Programas inclusivos durante la pandemia de COVID-19
Mediante la prestación de asistencia y protección, se intenta responder a las necesidades de personas marginadas y en situación de riesgo.
Este documento reúne orientaciones y mensajes de los equipos del CICR sobre diversidad e inclusión, violencia sexual y protección contra la explotación y el abuso sexual, en colaboración con el Asesor Mundial sobre Infancia. Su objetivo es colaborar con los métiers y las delegaciones del CICR en su respuesta a la enfermedad por COVID-19: una enfermedad infecciosa causada por un coronavirus descubierto recientemente. La orientación se centra en las etapas iniciales de la respuesta, incluida la planificación de contingencias, la adaptación y, posiblemente, la reducción de las actividades actuales, así como en el fortalecimiento y el establecimiento de nuevas actividades y asociaciones para dar respuesta a la COVID-19 en los contextos humanitarios en los que el CICR despliega actividades.
CICR- La Programación Inclusiva de COVID-19 from ICRC on Vimeo.
¿Por qué es importante que, particularmente durante la pandemia de COVID-19, los programas sean inclusivos?
En situaciones de emergencia, las personas ya marginadas a menudo se vuelven aún más vulnerables. La crisis generada por la COVID-19 no es diferente: tendrá efectos desproporcionados en varios grupos de la sociedad, en las comunidades e, incluso, en las familias. Debemos ser conscientes de esto en nuestra respuesta y hacer todo lo posible por identificar y responder a las necesidades de todas las personas: las visibles y las que tienen voz, y las menos visibles, o invisibles, y las que no tiene voz. Podemos prestar apoyo a las poblaciones marginadas y en situación riesgo, ofreciéndoles asistencia prioritaria y fomentando su participación en los procesos de toma de decisiones relativas a la respuesta, la construcción de resiliencia y la reducción de riesgos.
¿A quiénes están dirigidos los programas inclusivos?
En la mayoría de las sociedades, las mujeres, las personas mayores, los niños, los adolescentes, los jóvenes, las personas con discapacidad, las personas internamente desplazadas, las personas de grupos minoritarios y las personas privadas de su libertad suelen vivir, en diferentes grados, una mayor marginación socioeconómica que otras. Cuando dos o más de estos factores se cruzan o combinan con otros (por ejemplo, una adolescente de un grupo minoritario con discapacidad o un joven homosexual en detención), el grado de vulnerabilidad aumenta.
Durante la emergencia sanitaria causada por COVID-19, los grupos de mayor riesgo son los que tienen afecciones subyacentes o que están recibiendo tratamiento o atención médica; las personas que están en entornos cerrados (por ejemplo, privadas de libertad); las que, relativamente, tienen acceso desigual e inadecuado a los servicios sociales básicos, incluidos los de salud y saneamiento (por ejemplo, agua limpia para lavarse las manos); las que, relativamente, tienen poca influencia local y nacional; las que dependen en gran medida de la economía informal; las que tienen capacidades, opciones, estrategias y oportunidades limitadas para adaptarse y salir adelante; y las que tienen acceso limitado o nulo a los canales de comunicación e información (incluidas las minorías lingüísticas, las personas con alfabetización deficiente y las personas que no son tenidas en cuenta en las campañas de comunicación).
El CICR ayuda a personas de todo el mundo afectadas por conflictos armados y otras situaciones de violencia haciendo lo posible por proteger su dignidad y aliviar su sufrimiento, a menudo, junto a sus asociados de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Además, la Institución procura prevenir el sufrimiento mediante la promoción y el fortalecimiento del derecho y de los principios humanitarios universales.
Más información sobre nuestra respuesta mundial a la enfermedad por COVID-19.