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Yemen: la parte más difícil de ser médico

Un médico en la línea del frente en Yemen nos explica el estigma que implica trabajar con pacientes de COVID-19, la violencia contra el personal y los servicios de asistencia de salud, y la importancia de la confianza entre los proveedores de servicios de salud y las comunidades a las que atienden.

"Nos sorprendió a todos; nadie podía creer lo que estaba sucediendo", dijo el Dr. Abobakr sobre la primavera pasada.

Dado el clima caluroso de Adén, algunas enfermedades, como la malaria, el dengue y el cólera, ya eran prevalentes. Luego, la COVID-19 sumó un nuevo desafío en un momento en que la comunidad médica ya estaba sumamente ocupada.

"Mirábamos a otros países que tienen muchos más recursos y veíamos que no podían contener el virus y que, en Asia y Europa, morían muchísimas personas. Así que podrá imaginarse la preocupación que teníamos aquí, en Yemen, donde nos enfrentamos a dos problemas al mismo tiempo: un sistema de salud diezmado y una guerra brutal que no cesa. Era abrumador, como si vivir una guerra no fuera suficiente", expresó el Dr. Abobakr.

La pandemia llegó en el peor momento. El sistema de salud de Yemen estaba en ruinas tras seis años de guerra implacable. Los enfrentamientos destruyeron gran parte de la infraestructura sanitaria, interrumpieron las cadenas de abastecimiento de insumos médicos y detuvieron la prestación de servicios básicos. También provocaron el éxodo del personal médico extranjero que, antes de la guerra, representaba una proporción significativa de los profesionales de salud en el país.

Había poca capacidad de realizar pruebas al comienzo de la pandemia en Yemen y, dadas las interrupciones causadas por el conflicto, era casi imposible implementar medidas de salud pública complejas, como la búsqueda de contactos o procedimientos de cuarentena eficaces.

A fines de julio, las autoridades sanitarias habían registrado 1.726 casos confirmados y 487 muertes por COVID-19, una de las tasas de mortalidad más altas del mundo.

K. al-Moayyad / CICR

"Y también estaba el temor al virus que, al principio, era enorme. En ese entonces, circulaban muchos rumores".

Por todo el mundo, han circulado rumores y teorías conspirativas en torno a la COVID-19, y Yemen no ha sido la excepción. A raíz del temor y de la desconfianza en el discurso oficial sobre los orígenes y la contagiosidad del virus, la desinformación y la información falsa a menudo se impusieron sobre la comunicación oficial de las autoridades sanitarias y lograron más repercusión.

La información falsa siembre confusión en quienes tratan de encontrar fuentes confiables en medio de una cantidad apabullante de información, y esto se vuelve particularmente cierto en situaciones de conflicto donde se cuestiona la autoridad y el sistema sanitario suele ser deficiente.

Los rumores también dan lugar a situaciones de violencia contra el personal médico y de enfermería, así como contra pacientes, hospitales y ambulancias. Estas falsedades retratan a los profesionales de la salud como personas que participan en planes conspirativos para sacar provecho del virus a expensas de los pacientes, o como responsables de la propagación del virus a causa de su proximidad con los pacientes.

B. al Selwi / CICR

¿Me molesta que, en ocasiones, se me trate más como un caso de COVID-19 que como un médico que atiende esta enfermedad? Sí, me molesta. Sin embargo, comprendo de dónde viene esta manera de pensar, porque la gente me ve pasar mucho tiempo en el hospital con pacientes con COVID-19. Una cosa es la estigmatización, que es parte del trabajo, y ya estoy acostumbrado. Pero lo que no puedo aceptar es que se me ataque por mi trabajo.

Dr Abobakr

De febrero a diciembre de 2020, las delegaciones del CICR en 42 países recibieron 848 informes de casos de violencia contra la atención sanitaria en relación con la COVID-19 en todo el mundo, desde Europa hasta África, América y Asia.

La mayoría de los ataques se dirigieron contra el personal de salud y fueron perpetrados por autoridades estatales, comunidades locales o familiares de pacientes. Los ataques tuvieron causas diversas y ocurrieron a lo largo de toda la ruta de atención: en algunos lugares, se objetaron las medidas preventivas promovidas por las autoridades de salud; en otros, hubo oposición a la idea de las pruebas.

Para más información, consulte el comunicado de prensa “Personal de salud y pacientes sufren las consecuencias de miles de ataques contra los servicios de salud en los últimos cinco años, según un informe del CICR”

Khaled Abdullah / REUTERS

Las comunidades de diferentes lugares se opusieron violentamente al establecimiento de centros de cuarentena; en otros lugares, diversas tribus y familias utilizaron la violencia para expresar su desacuerdo con el aislamiento de familiares en centros.

Algunos casos documentados por los equipos de terreno del CICR fueron provocados por la frustración a causa de la calidad del tratamiento que recibieron los pacientes con COVID-19 en los hospitales; otros casos, por el enfado y la desesperación de los familiares cuando el personal de salud no pudo salvar a un ser querido.

Finalmente, en casos de pacientes que fallecieron a causa del virus, las restricciones impuestas a las costumbres y ritos tradicionales y a los funerales debido a la preocupación de que pudieran contribuir a la propagación de la enfermedad, también desataron situaciones violentas en reiteradas oportunidades.

V. el resto del relato del Dr. Abobakr y otras historias de adversidad, resiliencia y cambio en tiempos de COVID-19.

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