México: Proteger en su trayecto a niñas, niños y adolescentes migrantes es un imperativo humanitario, CICR
Ciudad de México.– En contextos de migración las niñas, niños y adolescentes migrantes provenientes de México, América Central y otros países de la región son especialmente vulnerables ante los peligros que enfrentan en la ruta, ya sea que viajen solos o acompañados.
En el trayecto pueden sufrir accidentes, desapariciones y muertes. Para quienes viajan con familiares o grupos es latente el riesgo de separarse de ellos después de abordar trenes o autobuses, si quedan bajo resguardo del Estado o por algún otro evento en la ruta.
Por ello, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) lanza una serie de mensajes de autocuidado disponibles en formato digital para contribuir a que la niñez migrante tenga información que le ayude a evitar separarse de su familia o perder el contacto con ella y a saber a quién acudir en caso de separación o desaparición de alguno de sus familiares.
La información de autocuidado desarrollada por el CICR no busca incentivar ni desincentivar la migración. Tiene como objetivo que las niñas, niños, adolescentes y sus familias implementen medidas de seguridad y cuidado antes y durante su trayecto.
Al mismo tiempo, el CICR insta a los Estados y llama a la comunidad internacional a que ofrezcan redes de protección a la niñez migrante, prevenir la separación familiar, así como las salvaguardas necesarias para proteger su vida, seguridad y dignidad. Así mismo cuando se encuentren solos bajo el resguardo de los Estados, brindar medios que les permitan mantener una comunicación con sus familias.
"Es urgente que la comunidad internacional reconozca su obligación de asegurar en todo momento y circunstancia el bienestar de la niñez, en especial de aquella en particular situación de vulnerabilidad, como la niñez migrante; además de garantizar que acceda de manera efectiva a mecanismos de protección", aseguró Olivier Dubois, jefe de la delegación regional para México y América Central del CICR.
Miles de niñas, niños y adolescentes provenientes de México, América Central y otros países emprenden la ruta migratoria con la esperanza de reencontrarse con algún familiar que migró antes que ellos o porque tratan de huir de situaciones que en sus países de origen ponen en riesgo su integridad física y mental –e incluso su vida–, como la violencia armada.
De acuerdo con la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación mexicana, durante 2022 más de 70.000 niñas, niños y adolescentes migrantes extranjeros fueron canalizados por el Instituto Nacional de Migración (INM) a albergues del sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF); de ellos, 43 477 tenían entre 0 y 11 años, y 12 954 viajaban sin acompañamiento. Además, en el mismo año 24 956 niñas, niños y adolescentes migrantes mexicanos fueron retornados desde Estados Unidos, 19 952 viajaban solos.
Como parte de su acción humanitaria, el CICR mantiene un diálogo confidencial con los Estados y les brinda acompañamiento técnico para que cumplan con sus obligaciones de protección de los niños migrantes.
"En virtud del derecho internacional, las autoridades tienen primordialmente la obligación de evitar la separación de familiares, preservar la unidad familiar y apoyar a las personas que buscan a un ser querido desaparecido en la ruta migratoria. Para el CICR es esencial que migrantes, especialmente niñas, niños y adolescentes, puedan mantenerse en contacto con sus allegados para evitar desapariciones y recibir ayuda en caso de que la necesiten", enfatizó Jérémy Renaux, coordinador regional del programa de Protección de Vínculos Familiares del CICR.
Laura, una adolescente que salió de su país junto a su primo, fue separada de él al momento de su detención y por ello dejó de tener acceso al teléfono celular que los dos utilizaban para comunicarse con sus familiares. Al no saber de memoria los datos de contacto de alguna persona cercana y no poder comunicarse, sus padres sufrieron la angustia de no saber dónde ni cómo estaba hasta ser informados por el consulado que su hija permanecía en un albergue en espera de la evaluación y determinación de su interés superior.
La historia de Laura es la de miles de niñas, niños y adolescentes migrantes que encuentran imposible comunicarse con sus seres queridos, lo que los coloca en una situación de mayor vulnerabilidad al perder sus redes de cuidado, y que muestra la importancia de implementar medidas de prevención ante la pérdida del contacto con sus familiares y posibles desapariciones.
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